Ángel de Brito, se alza como un titiritero de emociones, en el corazón de la televisión, donde las luces parpadean y las cámaras capturan los suspiros de la farándula y el mundo del espectáculo.
Ángel de Brito celebró los 2000 programas de Los Ángeles de la Mañana con una fiesta única, y el conductor, con su sonrisa afilada y su mirada inquisitiva, compartió los entresijos de su creación.
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El nombre del programa, confiesa Ángel de Brito, no fue su elección. Los Ángeles de la Mañana sonaba a obviedad, pero Adrián Suar, visionario, le aseguró que calaría hondo, y así fue. El programa, inicialmente un entretenimiento con toques de espectáculo, evolucionó.
Todo empezó con conversaciones tribales, como los bolsos de José López, los temas candentes del día y, por supuesto, el Bailando por un sueño, todos estos temas se adueñaron de la pantalla. El espectáculo devoró a la actualidad, y el público aplaudió.
La alfombra roja de la fiesta se desplegó, y todas las angelitas de las temporadas pasadas desfilaron. Yanina Latorre, la única que ha estado desde el comienzo en 2016, irradiaba orgullo. El nombre, acortado a LAM, se convirtió en un mantra. Los chismes, las risas, la música electrónica característica: todo amalgamado en un cóctel televisivo que atrapó corazones.
Ángel de Brito y sus panelistas no temen decir lo que piensan, incluso si eso implica zarparse. Las personalidades diversas, las opiniones marcadas, el escape de la agenda mediática: ingredientes que cocinan la fórmula mágica.
Una fiesta inolvidable
Ángel de Brito festejó los 2000 programas a puro glamour mientras observaba en la pista de baile a Mariana Fabbiani y María Eugenia Ritó, risueñas y tropezando con reflectores.
El programa paso por dos canales y sobrevivió a cambios de horario. Ángel de Brito, cero narcisista, celebra la sensibilidad que despierta. Los 2000 programas son un hito, un programa que marco tendencias.