¿Estás buscando una forma sabrosa y natural de mejorar tu salud? No busques más que el humilde ajo. Tanto si eres fanático de su aroma distintivo, como si no, el ajo es la clave de muchos beneficios para la salud. Desde controlar los niveles de colesterol hasta controlar la diabetes, este potente ingrediente se ha utilizado durante siglos en remedios tradicionales.
Pero, ¿cómo puedes hacer que el ajo forme parte diaria de tu dieta sin abrumar tus papilas gustativas? ¡No temas! Te contamos algunas formas deliciosas y fáciles de incorporar el ajo a tus comidas. Veamos cómo comer ajo a diario para aprovechar al máximo sus beneficios para la salud. De ahora en más, el ajo debe estar sin falta en la lista antes de ir a la verdulería.
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Incorporar ajo a su dieta habitual puede proporcionar una variedad de beneficios para la salud, que incluyen promover la salud del corazón, controlar la diabetes y reducir los niveles de triglicéridos. Si bien el ajo crudo puede no ser apetecible para todos, existen varias formas deliciosas y efectivas de ingerir ajo y maximizar sus beneficios.
Ajo crudo en ayunas. Comer ajo crudo con el estómago vacío puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y promover la salud del corazón. Para experimentar estos beneficios, simplemente come unos dientes de ajo crudos con un vaso de agua por la mañana. La alicina se diluye cuando se cocina, por lo que la forma ideal de ingerir ajo es comerlo crudo y con el estómago vacío, dicen los expertos.
El té de ajo es una excelente opción para quienes prefieren un sabor más suave y al mismo tiempo aprovechar de los beneficios del ajo. Para preparar té de ajo, tritura un diente de ajo y agrégalo a una taza de agua. Hierve el té durante unos minutos y luego añade 1 o 2 cucharaditas de canela. Deja que la mezcla repose durante un par de minutos antes de retirarla de la hornalla.
Combinar ajo con miel es otra forma eficaz de incorporar el ajo a tu rutina diaria. Pica un diente de ajo en tres o cuatro trozos y colócalos en una cuchara. Agrega unas gotas de miel a la cuchara y déjala reposar un par de minutos. Luego, mastica el ajo con cuidado y trágalo. Si el sabor es demasiado fuerte, puedes tomar unos sorbos de agua tibia junto con él.
Otra alternativa
Asar ajo resalta un sabor suave y ligeramente dulce al tiempo que conserva sus beneficios para la salud. Para asar ajo, corte la parte superior de una cabeza de ajo, dejando al descubierto los dientes. Rocíe todo con aceite de oliva y envuélvalo en papel de aluminio. Ásalo en el horno a 200 °C durante unos 30 a 35 minutos, o hasta que los dientes estén suaves y dorados.
Una vez enfriados, exprime los dientes de ajo asados para quitarles la piel y úntalos sobre pan o mézclalos con aderezos y salsas. El ajo asado añade una deliciosa profundidad de sabor a tus platos y al mismo tiempo proporciona numerosas ventajas para la salud. Una de las formas más sencillas de incorporar el ajo a tu dieta diaria es agregándolo a tus comidas habituales. El ajo combina bien con una variedad de platos, que incluyen verduras, carnes, sopas y salteados.