La vida personal de Natalia Oreiro siempre ha sido objetivo de interés de todos los medios de comunicación, desde que se convirtió en una de las personalidades más destacadas de la pantalla chica. En especial, los temas que la vuelven interesantes son los que están asociado a sus sentimientos, salud y trabajo.
Si bien es una realidad que Natalia Oreiro suele mantenerse alejada de los escándalos mediáticos, en busca de un equilibrio y bienestar personal, en esta oportunidad decidió compartir detalles sobre su salud, generando gran revuelo e interés en sus fieles seguidores.
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Hace relativamente poco tiempo, la reconocida actriz optó por develar un aspecto desconocido de su salud, al asegurar que sufre de misofonía, un trastorno psicológico que le ha afectado desde que tiene memoria.
“Tengo un tema con el ruido que me hace daño, que se llama misofonía, que es la intolerancia al sonido, a ciertos ruidos que me dañan”, comentó Natalia Oreiro, confesando que sería un trastorno neurológico que, de algún punto, afectaría a su salud.
Conforme fue sincerándose respecto a la situación que padece desde su niñez, la reconocida actriz admitió que es una afección que no tiene cura. Hoy en día, después de años intentando entender cuál era su condición, intenta ayudar a los demás desde su experiencia.
“Lo tuve siempre, antes no se hallaba un diagnóstico como una enfermedad. En los exámenes tenía que ir a la dirección porque no podía concentrarle. Era difícil decirle a un compañero: che, no masques chicle porque me lastima”, contó Natalia Oreiro, siendo sumamente sincera sobre su salud.
Sinceridad
“Quiero contar que el 7% de las personas tienen lo mismo que tengo yo. Se llama misofonía y significa intolerancia al sonido”, admitió la actriz, quien entiende que hay muchos que sufren y padecen el mismo trastorno, aunque aún no han sido diagnosticados.
En términos médicos y de salud, la misofonía es la intolerancia a ciertos ruidos que resultan insoportables para una determinada persona. Generalmente se da al oír comer a otra persona, sorber, respirar muy fuerte, entre otros. Causa, en la persona que lo padece, episodios de ansiedad, estrés y pánico.