Pese a que el calvario comenzó a desandar hace doce años cuando una cirugía estética no resultó como se esperaba debido a las sustancias tóxicas y nocivas que se adueñaron de su salud, Silvina Luna es consciente que por delante vienen los meses más difíciles de su vida.
La nocividad de las sustancias utilizadas en las operaciones, que tenían fines estéticos, produjo en Silvina Luna hipercalcemia crónica y sus riñones dejaron de funcionar. Desde ese momento, la modelo comenzó la interminable espera de un riñón, mientras sobrevive con diálisis.
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En cuanto a la decisión de las cirugías, la joven admitió: “Yo caí en la trampa de los estereotipos. Estaba en una etapa de teatro de revista, trabajaba con el físico. Yo creía que quien era no era suficiente. Creo que ahí empezó todo. Y después tuvo sus consecuencias.
“Yo quería verme de determinada manera. Creía que quien era no era suficiente”.
Al ser consultada si su imagen física era lo que no le agradaba, Luna respondió: “No era que no me gustaba, pero siempre tenía esa exigencia. Que muchas tenemos, en distintos ámbitos, yo la depositaba en el físico”. Cabe destacar que todo se debe a la exigencia que “demandaba” la televisión.
Silvina no niega que, en sus planes, en aquellos años, estaba la búsqueda de la perfección. “Sí, un poco sí. Y la valía también, porque (percibo) que no tenía los recursos o las herramientas como para consultar con mis viejos, con la familia, buscar otras voces”.
“Fui bastante inocente en ese sentido y además que me topé con un mal profesional. Los médicos tienen que hacer el bien, no lo que pasó. Pero yo me responsabilizo por haber ido y por haber tomado esa decisión”, dice la modelo adjudicándose toda la culpa de lo que sucedió.
Interminable espera
En cuanto al alivio que un trasplante podría ayudar a su recuperación, Silvina Luna dijo: “Sí. La verdad que sí. Me metí en un mundo que desconocía, hay gente que se dializa hace muchos años. También conocí esto de la lista del INCUCAI. Aprendí que todos somos donantes salvo que digas que no lo sos”.
“Pero igualmente no alcanza porque hay 35.000 personas en diálisis hoy en día y los trasplantes que se hacen por año de riñón son muy poquitos. Se llaman cadavéricos. Tengo una compañera en diálisis que hace tres años que está, dos veces probaron, con dos riñones y no fue compatible”, aclaró.