Alberto Cormillot y Adrián Cormillot son dos médicos argentinos que comparten el apellido y la pasión por la salud. Ambos se especializaron en el tratamiento de la obesidad y las enfermedades vinculadas con el modo de vida, la alimentación y el medio ambiente.
Alberto Cormillot y Adrián Cormillot, a través de sus carreras, han creado y dirigido diversas instituciones, programas, libros y revistas dedicados a la educación y la prevención en salud. Pero ¿en qué momento les picó el bichito de la medicina?
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Se sabe que Alberto se inclinó por la medicina debido a que nació y creció en un ambiente medianamente parecido: la farmacia de su abuelo y con una madre dedicada a la enfermería. En el caso de Adrián, el primer hijo varón del médico, las cosas fueron muy diferentes.
El hermano de Reneé y Emilio contó recientemente que en una entrevista con Infobae, que todo nació a raíz de un accidente que pudo presenciar. “Cuando era chico tal vez aspiraba a ser bombero o cosas tradicionales, pero justo delante nuestro hubo un accidente muy grave”, recordó.
“Mi padre fue a ayudar y yo vi como él, con las herramientas que tenía por ser médico, pudo salvar la vida o por lo menos generar que una persona que esté en peligro de fallecer, tenga la asistencia lo más rápido y lo más profesional posible”, mencionó el médico.
“Cuando yo vi ese acto y lo que podía hacer un médico, me decidí por la medicina”, aclaró Adrián, quien por entonces tenía unos 11 años, sobre en qué momento de su vida decidió seguir la misma carrera que su padre, que era famoso por sus dietas y por estar conectado a los medios de comunicación.
Vidas
“Mi padre era famoso antes de que yo naciera. Siempre viví el cariño de la gente o el aspecto más mediático de mi padre, que a mí no me interesaba en absoluto, y tal vez vinculaba a la medicina con seguir el camino de mi padre y esa parte no me tentaba”, reconoció el hijo de Alberto Cormillot.
“Me tentó al ver que, en el accidente, cuando (quitó) a la persona del auto tuvo cuidado en no romper la espalda. Ahí entendí todo, que se podía hacer un montón con muy poquito”, completó Adrián sobre cómo una acción de su padre pudo más que mil palabras a la hora de decidir por una carrera.