Estefanía Pasquini y Alberto Cormillot son una pareja que desafía los prejuicios, los escándalos y las convenciones sociales. Ella tiene 37 años y es licenciada en nutrición. Él tiene 85 años y es médico especialista en alimentación y salud.
Estefanía Pasquini y Alberto Cormillot se conocieron hace nueve años en la clínica del doctor, donde ella se incorporó como parte del equipo de trabajo. Lo que comenzó como un vínculo laboral se transformó en una historia de amor que los llevó a casarse en 2019.
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Ese mismo amor y sueños por delante los llevo a convertirse en padres de Emilio, su primer hijo, que nació en septiembre de 2021. La diferencia de edad entre ellos nunca fue un obstáculo para su felicidad. Al contrario, ambos se complementan y se apoyan mutuamente en sus proyectos personales y profesionales.
Estefanía es una persona independiente, inteligente y divertida, que comparte con su esposo su pasión por la nutrición y la vida sana. Alberto es un hombre vital, cariñoso y generoso, que admira a su esposa por su sensibilidad, dedicación y su fortaleza.
Juntos han formado una familia que disfruta de los pequeños y grandes momentos de la vida. Uno de ellos es ver a Emilio, su hijo, como aprende a nadar. El bebé, que llegó al mundo el 17 de septiembre de 2021, es el orgullo y la alegría de sus padres, que lo acompañan en su crecimiento y desarrollo.
Emilio es un niño curioso, alegre y sociable, que heredó de sus padres el gusto por el agua y el movimiento. Estefanía y Alberto le enseñan a nadar a Emilio desde que tiene pocos meses de vida. Lo llevan a la pileta de su casa o a la de algún familiar o amigo, y lo estimulan con juegos y canciones.
Sorpresa
Emilio se divierte mucho y se siente seguro en el agua, gracias al amor y la confianza que le transmiten sus padres. Estefanía y Alberto también se divierten y se emocionan al ver a su hijo como avanza y progresa en su aprendizaje. Justamente este fin de semana, ella se sorprendió al ver los avances de su hijo.
Estefanía Pasquini y Alberto Cormillot son un ejemplo de que el amor no tiene edad ni límites. Son una pareja que se respeta, se admira y se quiere, y que ha formado una familia feliz y unida. Ver a Emilio, su hijo, como aprende a nadar es una de las tantas satisfacciones que les brinda la vida, y que los llena de esperanza y gratitud.