Alberto Cormillot es un reconocido médico nutricionista, que ha dedicado su vida a la prevención y el tratamiento de la obesidad. Sin embargo, antes de convertirse en el referente que es hoy, tuvo que atravesar una etapa difícil y conflictiva en su adolescencia, cuando estudió en el Liceo Naval Militar Almirante Brown.
Alberto Cormillot fue al Liceo Naval, que sigue siendo una institución educativa de nivel secundario, dependiente de la Armada Argentina, que se caracterizaba por su rigurosa disciplina, su exigencia académica y su formación militar.
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El esposo de Estefanía Pasquini contó que ingresó allí a los 13 años, por recomendación de su madre, que quería que siguiera una carrera naval. Sin embargo, el padre de Reneé, Adrián y Emilio no se adaptó al ambiente del liceo.
Alberto no compartía los valores ni las normas que se le imponían. Era un joven rebelde, inquieto y creativo, que prefería dedicarse al arte y la actuación, antes que a las matemáticas y la física. Dentro de la intuición, al médico le nació la idea de conocer el mundo y no quedarse instalado en una base.
Cormillot relató en varias entrevistas que su paso por el liceo fue una pesadilla, que lo marcó para siempre. Su rebeldía lo llevó a desafiar constantemente a las autoridades del liceo, a escaparse de las clases y a actuar como extra en tres películas, sin permiso de sus padres ni de sus superiores.
Estas conductas le valieron varias sanciones, amonestaciones y arrestos, que lo pusieron al borde de la expulsión. Finalmente, Cormillot logró terminar el secundario en el liceo, pero con un alto costo emocional y personal.
Su salida
“Me echaron porque en tercer año pasé a la escuela naval. Yo quería ser marino mercante porque quería viajar. Era una idea de mi vieja, que decía que los hombres van a la marina, no van a la marina mercante. Pero no quería estar ahí, me porté mal y me rajaron, así que pude volver al Liceo”, confesó en una entrevista con Infobae.
“No estaba contento y armaba bardo, hacía cosas que estaban reñidas con lo permitido. Consciente o inconscientemente sabía que hacía cosas que no se debían hacer. No podía alegar ignorancia porque había estado tres años en el Liceo y conocía lo que era la vida militar”, confesó Alberto Cormillot.