Alberto Cormillot, un médico argentino especializado en nutrición y obesidad que se ha destacado por su labor educativa, científica y social, le tocó en la jornada de ayer, 1 de febrero, despedir a un querido amigo, compañero y colega: Roberto Arata.
Alberto Cormillot y Roberto Arata se conocieron en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduaron en 1961. Desde entonces, forjaron una amistad basada en el respeto, la confianza y el apoyo mutuo. Ambos compartían la pasión por la medicina y el interés por la salud pública.
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Alberto y Roberto trabajaron juntos en varios proyectos e instituciones, como la Clínica de Nutrición y Salud, Dieta Club, Fundación ALCO y el Instituto Argentino de Alimentos y Nutrición. También participaron en numerosos congresos y publicaciones científicas, aportando sus conocimientos y experiencias.
Además de ser colegas, fueron amigos inseparables. Se frecuentaban asiduamente, se contaban sus problemas y alegrías, se aconsejaban y se divertían. El reconocido médico nutricionista siempre destacó el humor, la generosidad y la lealtad de Arata, a quien consideraba un hermano.
La amistad se mantuvo firme a través de los años, incluso en los momentos más difíciles. Cuando Cormillot sufrió un fuerte dolor de espalda que lo llevó a internarse en el Instituto Fleni en 2023, Arata estuvo a su lado, brindándole su apoyo y su profesionalismo.
Alberto Cormillot: “Acompaño en este difícil momento a su familia y amigos. Descansa en paz Roberto, queridísimo amigo. Te voy a extrañar”.
Lamentablemente, Arata falleció el jueves 1 de febrero de 2024, dejando un vacío enorme en la vida de Cormillot y de todos los que lo conocieron. El nutricionista le dedicó un emotivo mensaje en sus redes sociales, donde expresó su agradecimiento y su dolor por la pérdida de su amigo.
Triste adiós
“Con muchísimo dolor hoy me toca despedir a una persona muy especial para mí. El Dr. Roberto Arata, compañero y amigo entrañable que me acompañó por casi 50 años en la profesión y muchos más en la vida, ha partido dejando un vacío inconmensurable”, comenzó diciendo Alberto Cormillot.
“Su profesionalismo, su dedicación y su trato humano lo convirtieron en un referente de la medicina y un pilar fundamental en nuestra comunidad terapéutica. Son innumerables las anécdotas, consejos e infinitos momentos de felicidad, y de los otros, que viví junto a él y que guardaré para siempre en mi corazón”, completó.