El corazón es un órgano vital que se encarga de bombear el plasma por todo el organismo y que necesita estar en buena forma para prevenir enfermedades cardiovasculares, como el ictus o la hipertensión. Para cuidar la salud del corazón, es fundamental practicar ejercicio físico de forma regular, pero ¿qué tipo de ejercicio es el más adecuado?
Existen dos tipos principales de ejercicio físico: el aeróbico y el anaeróbico. El ejercicio aeróbico es aquel que implica una ingesta de oxígeno y que se realiza a una intensidad moderada y durante un tiempo prolongado. Algunos ejemplos son caminar, correr, nadar, andar en bicicleta o hacer senderismo.
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El ejercicio anaeróbico es aquel que no requiere de oxígeno y que se realiza a una intensidad alta y durante un tiempo corto. Algunos ejemplos son levantar pesas, hacer abdominales, saltar o sprintar. Ambos tipos de ejercicio tienen beneficios para el corazón, pero de forma diferente.
El ejercicio anaeróbico fortalece el músculo cardíaco, aumenta la masa muscular, mejora el metabolismo, la resistencia y la potencia, y ayuda a controlar el peso y la glucosa.
El ejercicio aeróbico mejora la capacidad del corazón para bombear el plasma, aumenta el número y el tamaño de los vasos sanguíneos, reduce la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos, y previene la formación de coágulos.
Según algunos estudios, el ejercicio aeróbico tiene un mayor efecto protector sobre el corazón que el anaeróbico, ya que reduce el riesgo de mortalidad por causas cardiovasculares en un 20/30%, mientras que el anaeróbico lo reduce en un 10/15%.
Sin embargo, esto no significa que el ejercicio anaeróbico sea perjudicial o innecesario, sino que debe complementarse con el aeróbico para obtener un beneficio óptimo. La combinación de ambos tipos de ejercicio permite obtener los beneficios de cada uno.
Beneficios
Además, aporta otros beneficios adicionales, como mejorar el estado de ánimo, el sueño, la autoestima, la memoria y el rendimiento cognitivo. Además, la variedad de ejercicios ayuda a evitar el aburrimiento, la monotonía y el estancamiento, y a mantener la motivación y el interés por el ejercicio físico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que los adultos deben realizar al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado o 75 minutos de ejercicio aeróbico intenso por semana, y al menos dos sesiones de ejercicio anaeróbico que involucren los principales grupos musculares.