En reiteradas oportunidades, Soledad Pastorutti habló de cómo es su vida lejos de Buenos Aires, donde intentó vivir por un tiempo. Sin embargo, luego de tener a sus hijas prefirió instalarse en la casa que tiene ubicada en la provincia de Santa Fe.
En el presente y desde hace ya varios años, Soledad Pastorutti junto a su esposo y sus dos hijas pasan sus días en la casa de Arequito, donde tanto ella como el resto de la familia llevan adelante una vida muy relajada.
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La reconocida cantante intentó durante varios años hacer su vida en Buenos Aires, pero, pese a los esfuerzos, terminó dejado la vivienda que tenía en la gran ciudad para volver a instalarse en la vivienda que comparte con su familia, en su pueblo natal.
Uno de los principales motivos que impulsó a Soledad Pastorutti y a Jeremías Audoglio a regresar a su casa de Santa Fe fue el nacimiento de sus hijas y la necesidad de criarlas con mayor libertad.
Si bien esta decisión repercute en cuanto a los objetivos laborales, Soledad Pastorutti y su esposo retomaron su vida en Arequito, donde lograron construir un verdadero refugio familiar en una imponente finca, donde también están ubicadas las viviendas de Natalia Pastorutti, los padres de las cantantes y la abuela.
"Somos una familia unida. Elegir vivir en Arequito tiene que ver con eso".
En cuanto a las cosas que más le gustan de vivir en su casa de Arequito, Soledad expresó: “Comemos todos juntos en un quincho familiar. Lavamos los platos y acomodamos entre todos y cada uno se va a su casa. A la noche también cenamos todos ahí: mi hermana es la que menos va porque le gusta acostarse temprano. En el pueblo tengo una vida tranquila. Mis amigas son las de siempre”.
Detalles
La propiedad que pertenece a Soledad Pastorutti y Jeremías está rodeada por un alto paredón de seguridad, mientras que el interior de la casa cuenta con amplios espacios internos y un sitio especial en donde la cantante se dedica a componer sus canciones.
La finca en la que convive la familia está perfectamente distribuida para que cada una de ellas tenga su espacio y pueda mantener la privacidad que necesita, aunque todos comparten un quincho y un majestuoso espacio verde donde los más chicos de la familia se divierten con sus mascotas y los amigos que los visitan.