Alberto Cormillot advierte que, a medida que se acerca el verano, es posible que muchas perciban la necesidad de quitarse las botas y las sandalias. A su vez, existe una gran posibilidad de que surja otro impulso aproximadamente al mismo tiempo: trabajar en los pies para que se vean en buenas condiciones, algo que se estuvo evitando durante todo el invierno.
Si está familiarizado con el mundo de la manicura y pedicura y los días de spa, entonces la piedra pómez no le resultará ajena. Es una herramienta práctica y liviana que se utiliza principalmente para exfoliar. ¿Pero sabías que esta sencilla roca puede dejar algunas consecuencias? ¿Qué dice Alberto Cormillot al respecto?
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Las piedras pómez naturales se obtienen a partir de erupciones volcánicas, lo cual, para empezar, es bastante interesante. El magma dentro del volcán contiene gas altamente presurizado. Cuando entra en erupción, la caída repentina de presión hace que el magma se endurezca rápidamente, creando losas de roca.
Las burbujas de gas que había en el interior también se enfrían rápidamente y eso crea los poros característicos de la roca. Si bien el uso más común de la piedra pómez es para exfoliar los pies, especialmente los talones, también se puede utilizar para exfoliar otras áreas endurecidas, como codos y rodillas.
La mayoría de las piedras tienen dos lados. Uno es para las zonas de piel más ásperas y otro para las partes más sensibles, o uno para raspar mientras el otro lado alisa. La forma de la piedra también puede variar. Algunas piedras pómez tienen mangos para un mejor control y alcance.
Una piedra como esta puede eliminar las células sin vida y puede tratar los callos rígidos, reduciendo la fricción y el dolor. Pero, Alberto Cormillot asegura que existen algunos riesgos vinculados con las piedras pómez. Para empezar, como son muy abrasivos, es importante no utilizarlos nunca cuando estén secos.
Fuente: Infobae
Consecuencias
Exfoliar demasiado puede generar desgarros o eliminar demasiada piel. Eso puede causar dolor, sangrado, una sensación dolorosa en los pies, dificultad para caminar y riesgo de infección. Una vez que la piedra esté desgastada, reemplácese.
Entre los 5 consejos de oro para cuidar los pies, Alberto Cormillot recomienda que no se utilicen piedras abrasivas. “Esas piedras pómez o piedras para rasparse. Esas piedras te pueden lastimar y, además, estimulan para que crezca más el callo después”, aseguró.