Los cactus son plantas fascinantes y de poco mantenimiento que pueden agregar un toque de belleza natural a tu hogar. Sin embargo, aunque son resistentes, también requieren cuidados adecuados para prosperar.
La mayoría de los cactus necesitan luz solar directa para crecer adecuadamente. Coloca tus cactus en un lugar soleado, cerca de una ventana orientada al sur o al oeste. Si la luz solar es limitada, considera utilizar luces artificiales de crecimiento para complementar la iluminación.
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Los cactus son plantas suculentas que almacenan agua en sus tejidos. Evita el exceso de riego, ya que el agua en exceso puede provocar pudrición de las raíces. Permite que el sustrato se seque por completo entre riegos y ajusta la frecuencia según las necesidades de cada cactus.
Utiliza un sustrato poroso y bien drenado diseñado específicamente para cactus. Evita sustratos demasiado compactos o que retengan demasiada humedad, ya que esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades fúngicas.
La mayoría de los cactus de interior prefieren temperaturas cálidas durante el día y ligeramente más frescas durante la noche. Evita las corrientes de aire frío y las temperaturas extremas que puedan dañar a tus cactus.
Los cactus tienen necesidades nutricionales mínimas. Utiliza un fertilizante líquido específico para cactus diluido a la mitad de la dosis recomendada. Aplica el fertilizante solo durante la temporada de crecimiento activo, generalmente en primavera y verano.
Consejos finales
Aunque los cactus son plantas resistentes a la sequía, la humedad ambiental puede influir en su crecimiento. Rocía agua sobre las hojas ocasionalmente para aumentar la humedad relativa alrededor de tus cactus, especialmente durante los meses más secos.
Vigila regularmente tus cactus en busca de signos de plagas, como cochinillas, ácaros o pulgones. Si notas alguna infestación, trata tus plantas con productos específicos para controlar las plagas o utiliza métodos naturales como el alcohol isopropílico diluido para limpiar las hojas.