A sus 68 años, Georgina Barbarossa atraviesa uno de sus mejores momentos televisivos. “Lo pedí, lo pedí, lo pedí muchísimo. Lo plasmé, lo plasmé, lo plasmé. Quería hacer el programa de la mañana. Se ve que lo pedí mucho porque ahora me salieron un montón de cosas”, aclaró sobre los dos programas en los que está al frente en Telefe.
Georgina Barbarossa asegura que todo se lo debe a Dios. “Programo cosas lindas. Creo que si pensás las cosas lindas fuerte, las cosas lindas se cumplen. Creo que en realidad me lo mandó mi vieja, porque después de que (falleció) mamá me empezaron a salir una cantidad de trabajos increíbles”, destacó.
Te podría interesar
“Empecé a trabajar en MasterChef, después me llamaron para hacer mi programa y ahora que hubo un problema en el canal me llamaron para reemplazar a Jey y ahí estoy”, dice la conductora sobre el programa que conduce de lunes a viernes y el de los fines de semana.
Si bien, cualquiera a su edad hubiera perdido las esperanza de estar al frente de un programa. Georgina nunca lo hizo. “Es una locura. Yo dije: qué bueno que apuesten al delirio, a la locura. Porque no siento que pasó tanto tiempo desde que dejé de conducir a la mañana Movete en los 90”, contó.
“El tiempo va pasando y yo no tomo mucha conciencia del tiempo, siempre siento que tengo 27 años. Me quedo siempre con esa energía. Por eso agradezco tanto a Telefé, a Paramount y a todos los que se les ocurrió llamarme, porque con muchísima gente de mi edad es: no, está vieja. Te descalifican”, reconoció.
Barbarossa es una de las pocas conductoras que tiene la palabra “gordo” muy fácil. “Pero yo sigo diciendo gorda, porque es cariñoso mi gordo. Ya saben. Pero no podés decir que uno quiere estar más flaco, que traté de (colocarme) una faja que me prestaron para el Martín Fierro entendés”, contó.
Una mentira
Georgina Barbarossa confesó que hace un tiempo se pudo quitar los implantes. “Sí. Me puse, me (quité). Me lipoaspiré. Me hice una dermolipectomía, y nunca en mi vida tuve panza. Una locura. Duele muchísimo. Pero ahora me da como miedito. Me miro, me tendría que operar la papada, me parece un monstruo de papada. Pero después: digo alguna actriz tiene que envejecer”, sostuvo.
“Eso me parece bastante coherente. Pero después, cuando me miro en el espejo, digo ¿y si me opero la papada? Hay una cosa ambigua. Entonces me (coloco) inyecciones, viste que te levantan un poco. Es el paso del tiempo. El paso del tiempo no me molesta. Nunca mentí con la edad. Sí miento en el peso”, reconoció.