Quizás pocos lo entiendan, pero Adrián, el hijo mayor de Alberto Cormillot tiene un fanatismo desbordado por los “Pitufos”. Sí, los muñequitos que se hicieron famosos en los años 60 por medio de las historietas, luego llegaron a la televisión y al cine.
Cuestión de familia. Mientras Alberto Cormillot colecciona enanos de jardín, Adrián colecciona pitufos. Extraño y comprensible comportamiento de los especialistas en nutrición, que dedicaron gran parte de su vida a un hobby poco frecuente o inusual a diferencia de otros.
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“Les tengo mucho cariño porque son uno de los pocos que se salvaron del incendio que sufrí en 2019, donde se quemó mi colección entera de 850 piezas”, contó hace un par de años el hermano mayor de Emilio Cormillot en una entrevista con La Nación.
“En 2019 se incendió mi casa y se quemó toda mi colección de 850 piezas, pero volví a empezar. Ni esa fama de que los Pitufos traen mala suerte me quitó las ganas de seguir juntándolos. No me importa”, reconoció el especialista en nutrición.
A cuatro años del terrible episodio, Adrián mencionó que pudo recuperar parte de su colección. “Después del incendio, papá, que es medio acumulador como yo, entendió mi pérdida y organizó una suerte de colecta nacional desde su columna de radio y la gente se prendió. Fue una locura”, contó.
“Me llegaron muñecos de todas partes del país. Y, así como me regalaron un montón, muchos vinieron a hablarme de la maldición de los Pitufos. Siempre pensé y pienso que sólo fue un cortocircuito el que generó el incendio, no una maldición. Laburo mucho para quitarles esa mala fama”, reconoció.
Solo son mitos
Al hablar del mito de los Pitufos, Adrián mencionó: “Sé que para muchos siguen siendo símbolo de yeta, con lo cual lo primero que quieren hacer es desprenderse de todos los que tienen en sus casas. En los años 80, incluso se pensaba que los Pitufos tomaban vida y hacían cosas raras”.
“Es más, ahora que lo pienso, estoy seguro de que los primeros doce Pitufos que tuve cuando era chico me los tiró mi mamá a la basura. Ella era muy supersticiosa”, reconoció el hijo mayor de Alberto Cormillot sobre las cosas que pasaron con su primera colección.