Estefanía Pasquini y su esposo Alberto Cormillot son los padres del pequeño Emilio, pero más allá de su orgullo por el niño, a veces les toca enfrentar situaciones inesperadas.
En esta ocasión, la esposa de Alberto Cormillot develó el problema que vivió con el pequeño. Estefanía Pasquini fue muy sincera al respecto y confirmó lo que todos sospechaban.
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En una foto donde se ve a Emilio, en primer plano, y la cara sorprendida de la nutricionista detrás, Estefanía confesó: "Esta foto atrapó el disparo de la cámara con este niño que no para".
Es importante recordar que la esposa de Alberto Cormillot tuvo que afrontar serios problemas antes de poder quedar embarazada: "Hace unos años decidimos que queríamos ser papás con quien hoy es mi marido; pasaba el tiempo y (cero), por ende uno empieza a buscar los motivos".
Y agregó: "Comencé a hacer lo que los médicos me decían, pero no fue muy fácil, porque más allá de darme un tratamiento me aseguraban que era casi imposible con mi condición. Pese a eso seguimos, pese a las pocas expectativas, pese al manoseo que se puede (percibir) en este tipo de tratamientos y la desmotivación por ver que pese a toda la medicación que me inyectaba a diario y todo lo que hacía no lograba (algo)".
Estefanía Pasquini reconoció: "Es necesario ver a los médicos y entregarse, pero también es necesaria esta fuerza de la fe. Hoy voy a agradecer y a pedir por todas esas personas que quieren ser padres, que quieren ser abuelos, que quieren formar estas familias, ojalá sean muchos los que vayan y logren su fin. De corazón lo (anhelo), porque se lo que significa".
El repudiable comentario de Alberto Cormillot
El nutricionista dijo cosas muy polémicas: "Si sos una chica que pesa 120 o 130 kilos, muy posiblemente tus amigos si te (colocan) la mano encima en la oficina lo hacen como buenos compañeros. Si vos bajás 30 o 40 kilos, ya dejan de (colocarte) la mano encima como un buen compañero y lo hacen con otra intención. Eso puede parecer discriminación pero no es así".
Frente a estas palabras, muchas personas se percibieron indignadas y así lo hicieron saber. La escritora María Florencia Freijo fue la más directa: "Cormillot (coloca) en el centro de su discurso misógino y gordofóbico la mirada masculina como validación. A la par, dice que las (féminas) gordas no pueden ser (anheladas) o amadas y naturaliza que te toquen en la oficina".