El garbanzo es una legumbre muy nutritiva y versátil, que se puede ingerir de diversas formas y que aporta muchos beneficios para la salud. Esta legumbre es una fuente de proteínas de origen vegetal, que se pueden complementar con cereales para obtener proteínas completas.
El garbanzo es rico en hidratos de carbono de absorción lenta, que proporcionan energía constante y evitan los picos de glucosa en plasma. Contiene fibra soluble e insoluble, que mejora el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y ayuda a controlar el colesterol y el apetito.
Te podría interesar
Aporta minerales como el calcio, el hierro, el fósforo, el potasio, el magnesio, el zinc y el selenio, que son esenciales para el funcionamiento de los músculos, los huesos, los nervios y el sistema inmunitario. También es rico en vitaminas del grupo B, especialmente la B1, la B6 y el ácido fólico.
Este último interviene en el metabolismo de los nutrientes, el funcionamiento del sistema nervioso y la prevención de defectos de nacimiento. Tiene compuestos azufrados que le dan su sabor y olor característicos, y que también tienen propiedades antibióticas, antivirales, antiinflamatorias y anticancerígenas.
Tiene un bajo contenido en grasas, y las que tiene son mayoritariamente insaturadas, como el ácido oleico y el linoleico, que son beneficiosas para la salud cardiovascular. El garbanzo es un alimento saludable, delicioso y económico, que se puede preparar de muchas maneras: en ensaladas, sopas, guisos, cremas, hummus y falafel.
Se recomienda ingerirlo al menos dos veces por semana, junto con otros alimentos vegetales, para obtener todos sus beneficios. ¿Cómo se puede prepararlos? Remojar los garbanzos secos en agua fría durante al menos 8 horas o toda la noche. Esto los ablanda y facilita su cocción.
Paso por paso
Escurrir y enjuagar los garbanzos remojados y colocarlos en una olla grande con agua limpia. Se puede agregar sal, bicarbonato de sodio, laurel o especias al gusto. Hervir los garbanzos a temperatura alta durante 10 minutos y luego mermarla y cocinar a mínimo hasta que estén tiernos.
El tiempo de cocción puede variar según el tamaño y la frescura de los garbanzos, pero suele ser de 60 a 90 minutos. Escurrir los garbanzos cocidos y enjuagarlos con agua fría. Ya están listos para usar en la receta que se quiera.