Soledad Pastorutti, más conocida como Soledad o La Sole, es una de las cantantes más representativas de la música folclórica argentina. Con una trayectoria de más de 25 años, ha vendido más de siete millones de discos, ha ganado el Grammy Latino, dos discos de diamante, 11 Premios Carlos Gardel, dos veces el Premio Martín Fierro y discos de oro y platino.
Además, ha actuado en cine y televisión, y ha conducido programas dedicados a la cultura nacional. Soledad Pastorutti nació el 12 de octubre de 1980 en Arequito, un pequeño pueblo en el sur de la provincia de Santa Fe. Su padre, Omar Alberto, le inculcó su pasión por el folclore argentino y le enseñó a tocar la guitarra y el bombo.
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Su madre, Griselda Haydeé Zacchino, la apoyó en sus sueños artísticos. Su hermana menor, Natalia Pastorutti, también es cantante y ha compartido escenario con ella en varias ocasiones. Desde muy pequeña, Soledad participó en distintos festivales y concursos del interior del país, representando a su provincia natal.
En 1995 llegó a Cosquín, el evento folclórico más importante de Argentina, y causó sensación en las peñas que rodean el predio. Sin embargo, no pudo presentarse en el escenario mayor debido a una disposición municipal que impedía que menores de edad fueran expuestos en televisión pasada la medianoche.
Soledad Pastorutti es una artista que ha renovado el folclore argentino y lo ha acercado a las nuevas generaciones. Con su voz potente y su carisma, ha conquistado al público de su país y del mundo. Su música es una expresión de su amor por su tierra, su gente y sus raíces. En una reciente entrevista con El Pollo Álvarez, la artista contó que momento le tocó las fibras más sensibles de su ser.
El conductor quiso saber cuándo fue que la Sole lloró por última vez y que generó ese estado de emoción. Ella, sin vueltas, contó que sus lágrimas rodaron recientemente en un recital en Córdoba, cuando conoció a una niña que tenía un trastorno del espectro autista (TEA), quien estaba acompañada de su padre.
Historias
“Se quedaron hasta el final porque tenía mucha dificultad para salir de su casa e ir a un recital. Y ese día lo logró”, recordó Soledad Pastorutti y agregó: “La abracé a ella muy fuerte y lo abracé a él también. Y me quedé con eso. Lo digo y todavía se me quiebra la voz. Le agradecí mucho la valentía, no sé cómo llamarlo porque ignoro bastante de ese trastorno, pero que haya podido salir de su casa para ir al recital y que me haya elegido, es muy fuerte para mí”.
“La abracé, me largué a llorar y me fui llorando”, reconoció. “No puedo con los papás que tienen que lidiar con este tipo de situaciones. Saber que toda la vida tienen que pensar: Algún día quizás no voy a estar ahí, para ayudar, para acompañar. Y me liquida, esas situaciones me liquidan. Y ese día fue así”, completó la artista sobre aquella jornada de emociones encontradas.