El sol es una fuente de vida y salud para los seres humanos. Alberto Cormillot admite que los rayos nos aportan energía, vitamina D, buen humor y otros beneficios que quizás no conozcamos. Sin embargo, también hay que tener cuidado con los efectos nocivos de la radiación ultravioleta (UV) sobre la piel y los ojos, especialmente en verano y en las horas centrales del día. ¿Sabes cuáles son las mejores horas para tomar sol de forma segura y saludable? Te lo contamos en este artículo.
La exposición moderada al sol tiene múltiples ventajas para nuestra salud física y mental, es otra premisa de Alberto Cormillot. Entre ellas, destacan las siguientes: La vitamina D: el sol es la principal fuente de esta vitamina, que es esencial para la absorción del calcio y el fósforo, dos minerales que fortalecen los huesos, los dientes y los músculos. La vitamina D también ayuda a regular el sistema inmunológico, a prevenir algunas enfermedades autoinmunes y a proteger contra algunos tipos de cáncer.
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El estado de ánimo: la luz solar estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor que se vincula con el bienestar, la felicidad y la relajación. El sol también ayuda a combatir la depresión estacional, que se produce por la falta de luz en los meses más fríos. A su vez el sol favorece la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que mejora el flujo y oxígeno por todo el organismo. Esto se traduce en una menor presión arterial, una mejor función cardíaca y una prevención de enfermedades cardiovasculares.
El sol tiene un efecto antiinflamatorio y antiséptico sobre la piel, lo que puede mejorar algunas afecciones dermatológicas como el acné, la psoriasis o el eczema. Además, el bronceado es una forma natural de protección contra los rayos UV, siempre que se haga con precaución y sin excesos. A pesar de todos estos beneficios, el sol también puede ser un enemigo para nuestra salud si no tomamos las medidas adecuadas. Una exposición excesiva o inadecuada al sol puede generar las siguientes afecciones.
Fuente: Infobae
Quemaduras solares: son una reacción inflamatoria de la piel ante el daño causado por los rayos UV. Se manifiestan por un enrojecimiento, dolor, calor e hinchazón de la zona afectada. En casos graves, pueden aparecer ampollas, fiebre y escalofríos. Envejecimiento prematuro y otros daños en la piel: el sol acelera el proceso de oxidación celular y la pérdida de colágeno y elastina, lo que se traduce en arrugas, manchas, flacidez y pérdida de luminosidad. Además, el sol puede alterar la pigmentación de la piel y provocar lesiones como queratosis actínica o melasma.
Cáncer de piel: es el efecto más grave y peligroso del sol sobre la piel. Los rayos UV pueden dañar el ADN de las células cutáneas y provocar mutaciones que originan tumores malignos. Los tipos más frecuentes son el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma. El sol también puede afectar a la salud visual si no se usan gafas adecuadas. Los rayos UV pueden causar cataratas, degeneración macular, pterigión o quemaduras en la córnea.
Fuente: Infobae
El horario recomendado para tomar sol
Para aprovechar los beneficios del sol y evitar sus riesgos, es importante tener en cuenta el horario de exposición, manifiesta Alberto Cormillot. No todas las horas del día son iguales en cuanto a la intensidad y el tipo de radiación UV que recibimos. Por lo general, se recomienda seguir estas pautas: Evitar el sol entre las 10:00 y las 16:00 horas, que es cuando los rayos UV son más fuertes y perpendiculares a la superficie terrestre. En este periodo, se debe buscar la sombra, usar ropa protectora y aplicar un protector solar de amplio espectro y factor de protección adecuado al tipo de piel.
Preferir el sol de la mañana (antes de las 10:00 horas) o de la tarde (después de las 16:00 horas), que es cuando los rayos UV son más oblicuos y menos dañinos. En este periodo, se puede tomar el sol con moderación (entre 15 y 30 minutos al día) y siempre con protección solar. Adaptar el horario al lugar y la estación del año, ya que la radiación UV varía según la latitud, la altitud, la nubosidad, la contaminación y el reflejo del agua, la arena o la nieve. Para conocer el índice UV de cada zona y momento, se puede consultar la información meteorológica o aplicaciones específicas.