El asado argentino es mucho más que un plato típico de la gastronomía nacional. Es una expresión de la cultura, la historia y la identidad de un pueblo que se reúne alrededor de las brasas para compartir momentos de alegría, amistad y familia. El origen del asado argentino se remonta a la época colonial, cuando los primeros ganados vacunos llegaron al Río de la Plata desde Brasil, traídos por los conquistadores españoles. Pero Alberto Cormillot tiene otra teoría.
Los gauchos fueron los primeros en desarrollar la técnica del asado, que consistía en cocinar la carne al calor de las brasas, atravesada por un espetón o apoyada sobre una parrilla. Los cortes preferidos eran el costillar, el vacío y el matambre, a los que se sumaban las achuras o vísceras, como el chinchulín, la tripa gorda, la molleja y el riñón. Al final del artículo, Alberto Cormillot cuenta los beneficios de estos tipos de corte.
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Con el tiempo, el asado se fue extendiendo por todo el territorio argentino y se incorporó a las costumbres de las distintas clases sociales y regiones. Cada zona le aportó sus propias variantes, como el cordero patagónico, el cabrito cordobés o el asado con cuero. También se agregaron nuevos ingredientes, como el chimichurri, una salsa a base de perejil, ajo, ají, vinagre y aceite; el chorizo y la morcilla y el queso provolone, que se derrite sobre la parrilla.
El asado se convirtió así en un plato diverso y rico en matices, que refleja la influencia de las distintas corrientes migratorias que poblaron el país. Pero más allá de las variaciones regionales y personales, el asado argentino tiene un elemento común que lo define: el ritual. El asado no es solo una forma de cocinar la carne, sino también una manera de vincularse con los demás. El asado implica una serie de pasos y roles que se cumplen con respeto y camaradería.
“La carne es una pertenencia al ser humano, es una tradición gastronómica y de identidad colectiva del hombre a lo largo de la historia. El asado no es argentino, el asado es la primera comida que comió el hombre, y la comió hace un millón de años o más”, comenzó diciendo Alberto Cormillot a la hora de hablar de la importancia del consumo de carne.
“Cuando hablamos de carne, podemos referirnos a los factores filosóficos o los nutricionales, que es el aspecto en el que yo hablo. De las energías y las proteínas que da la carne, vitaminas y minerales que brinda al organismo. Todo esto ayuda al mantenimiento de la masa muscular, producción de enzimas, de hormonas, energía, sistema nervioso central, las defensas, el hierro, el zinc, las vitaminas del grupo B, las proteínas, son importantes para las defensas”, agregó.
Fuente: Infobae
Aporte nutricional
El asado argentino es una tradición que trasciende el paladar. Es una forma de expresar la identidad nacional, basada en la hospitalidad, la amistad y el gusto por lo simple y lo auténtico. Es una herencia cultural que se transmite de generación en generación y que se renueva con cada encuentro. Es una pasión que se comparte con orgullo y que se disfruta con placer.
“Un bife de 100 gramos cubre el 30% de las proteínas, el 4% de las grasas, depende del tipo de carne que sea, ¿no? vitaminas del grupo B, en cantidad variable que puede ir del 20% al 60%, la B12 cubre el 85%, el 14% de hierro, y el 45% de zinc. Tiene selenio también, y bueno es como proteína es la proteína completa junto con la de la clara de huevo, son las proteínas más completas que hay, quiere decir que tienen todos los aminoácidos que son necesarios para para hacer una alimentación saludable”, mencionó Alberto Cormillot.