Toda la admiración que percibe el público mundial por Caner Cindoruk es directamente proporcional a la antipatía que despierta Volkan Arslan en “Traicionada”. Desde el comienzo de la historia coprotagonizada por Cansu Dere, Volkan se convirtió en el blanco de la ira de la mayoría de los espectadores.
¿Por qué? por infiel, por mentiroso y por egoísta. Por ser infiel por engañar a Asya. Por ser un mentiroso y por engañar a Derin. Es egoísta por pensar mucho más en él que en los sentimientos de los que le rodean. Porque, al final, Volkan, en “Traicionada” engañó y lastimó a las dos personas más importantes de su vida.
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Desde el primer momento, el lunes pasado, nos solidarizamos con Asya y con su fortaleza para enfrentar y lidiar con la traición. Lo que ella consideraba una vida perfecta no era más que una mentira, una fachada, que terminó por derrumbarse.
Tardaremos en entender su aplomo para compensar la humillación sufrida en el momento más inesperado, pero más oportuno. Asya se tragó las lágrimas, pero sabrá cuándo soltarlas para causar el mayor daño posible de quienes le ocultaron la verdad por muchos años.
Y ahí conoceremos que Volkan podrá hundirse aún más abajo. No solo engaña a su esposa, sino que, una vez evidenciado, se hace pasar por la víctima y cuestiona a Asya como profesional y como madre. Tal como lo viene haciendo en estos momentos.
Tardará en olvidar sus intentos de hacerse con la custodia de Ali y sus acusaciones contra la madre de su hijo, aunque es justo reconocer también que en este punto Asya también cometerá graves errores, lo cual hace a la novela mucho más atrapante.
Historia sin fin
Una vez firmado el divorcio y con Volkan y Derin viviendo felices en otro país, todo parece tranquilo, pero Volkan es un volcán al que le cuesta mucho tolerar las cosas. Y volverá. Y lo hará con armas cargadas para destruir a Asya. Lo cual se verá en la segunda temporada de “Traicionada”.
Todos y cada uno de sus pasos iniciales estaban destinados a devolver a su exesposa todo el daño recibido anteriormente, comenzando, por supuesto, por deteriorar el vínculo que madre e hijo habían construido en los últimos tiempos. Sin embargo, pronto nos daremos cuenta que una cosa era lo que decía Volkan y otra lo que hacía.