Si quieres aportar un plus de nutrientes, te contamos sobre la vitamina B5, la cual ofrece destacados beneficios no solo para el organismo a nivel interno, si no también externo: lo veras reflejado en tu cabello, tu piel y tus uñas.
Debido a sus grandes propiedades, la vitamina B5 es uno de los componentes más utilizados en champús y mascarillas para el cabello. Este nutriente hidratar y favorecer los procesos de restauración. También está presente en varios alimentos cuya ingesta resulta beneficioso.
A la vitamina B5 también se la conoce con el nombre de “ácido pantoténico” o “pantenol”. A menudo puedes verla en los productos capilares, pues su peso molecular es capaz de ingresar a fondo en la cutícula del cabello, lo que mejora su humedad y vitalidad.
El pantenol pertenece a la familia del complejo B. Todas estas vitaminas son hidrosolubles, lo que significa que el organismo no puede almacenarlas. Por lo tanto, se debe tomar del exterior en forma regular para mantener la escasa reserva que queda en el organismo.
En particular, este nutriente favorece el buen metabolismo e incide en el crecimiento. Asimismo, desempeña un papel relevante en la producción de hormonas y de colesterol. Su deficiencia provoca varios efectos indeseables, entre ellos la pérdida del cabello, las uñas quebradizas y las erupciones cutáneas.
Por ello, no es extraño que esta vitamina se utilice como componente para productos cosméticos. Las evidencias apuntan a que regenera y vigoriza tanto la piel como el pelo pues aporta fuerza, nutrición y reparación.
Alimentos que aportan vitamina B5
Como ya lo mencionamos anos anteriormente, la vitamina B5 es hidrosoluble y por eso se almacena en mínimas cantidades en el organismo. La mayor parte de ella se arroja a través de la orina. Por eso, es necesario ingerir alimentos abundantes en esta sustancia para mantener una reserva adecuada.
Algunos alimentos que contienen esa vitamina y que te aconsejamos ingieras son: las calabazas y sus semillas, el brócoli, los plátanos, también puedes hallarla en las legumbres, los frutos secos y las semillas en general. Los cereales también la contienen.