La música argentina ha sido moldeada por artistas que dejaron una huella imborrable en distintos géneros y generaciones. Entre ellos, tres mujeres que brillaron con luz propia y destacan por su impacto artístico y legado cultural. Cada una, desde su propio estilo, revolucionó la escena musical y siguen siendo una inspiración.
María Gabriela Epumer fue una de las guitarristas y compositoras más innovadoras de la música argentina. Su talento la llevó a colaborar con íconos como Charly García y Luis Alberto Spinetta, además de liderar su propia banda, A1. Con una sensibilidad y potencia en la guitarra, Epumer redefinió el papel de la mujer en el rock y dejó discos memorables, como Pocketpop. Su estilo versátil y su carisma en el escenario fueron parte de ese condimento que la convirtió en ícono del rock nacional, hasta su muerte prematura en 2003.
Gilda, la reina de la cumbia romántica, sin dudas fue de las más destacadas y cambió para siempre el panorama de la música tropical en Argentina.
Con su estilo dulce y letras cargadas de emoción, Gilda logró conquistar un público masivo con temas como "No me arrepiento de este amor" y "Fuiste". Su trágica muerte en un accidente en 1996, la transformó en una figura de culto, siendo venerada por sus seguidores como un símbolo de fe y milagros.
Por otro lado, Mercedes Sosa, "La negra", fue la voz del folclore argentino y una de las exponentes más importantes de la música latinoamericana.
La interpretación de la Negra Sosa en canciones como "Alfonsina y el mar" y "Gracias a la vida" trascendió por completo lo musical, convirtiéndose en un símbolo de lucha, resistencia y compromiso social durante las épocas más difíciles del país.
El adiós a la Negra Sosa fue un duelo que quedó marcado en la historia
La muerte de Mercedes Sosa, el 4 de octubre de 2009, sumió a la Argentina en un profundo duelo. Su partida no solo representó la pérdida de una de las voces más emblemáticas del país, sino también la despedida de una artista comprometida con la lucha social y los derechos humanos. Multitudes se congregaron para rendirle homenaje en el Congreso de la Nación, donde fue velada con honores.
El impacto de su caída traspasó fronteras, con mensajes de dolor y reconocimiento de artistas y figuras políticas de todo el mundo. Para muchos, La negra Sosa no era solo una cantante, sino la voz del pueblo, una mujer que supo expresar a través de su canto las alegrías y las penas de América Latina. Su ausencia dejó un vacío imposible de llenar, pero su legado continúa vivo en cada interpretación de sus temas.