El agotamiento laboral o comúnmente llamado burnout es una condición mental causada generalmente por los altos niveles de estrés al que se someten los trabajadores y que puede convertirse en una situación crónica que afecta la salud no solo física sino emocional.
El agotamiento laboral fue un término que se acuñó en los 70 para describir un estado negativo que sufrían los trabajadores por las prolongadas horas en labor y el estrés crónico que esto ocasionaba. Actualmente, es una condición que hay que tener en cuenta y reconocer sus patrones para no sufrirla.
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Como muchos saben, la OMS declaró como factor riesgoso en el año 2000 a la sobrecarga mental y física que puede colocar en peligro la vida de los trabajadores. Es así que, para evitar estos cuadros severos, se elaboró una serie de concejos que ayudan a reconocer estadios previos a esta afección.
El esfuerzo continuo por sobrexigencia es una de las condiciones que hay que considerar como colaborador del agotamiento laboral, ya que este no permite dormir adecuadamente, enfocarse ni desestructurarse. La concentración desciende drásticamente y el dolor físico, generalmente en la espalda se hace presente.
Por otro lado, la calidad del trabajo desciende por cauda de que los empleados no están en su pico de performance. Se realizan actividades con menos ganas, empleando el mínimo de esfuerzo y continuamente existe poco compromiso con nuevas actividades o novedades.
Una vez que los cuadros mentales han avanzado se llega al burnout o agotamiento laboral que se caracteriza por una caída significativa del vigor, falta de energía y sensación indistinta ante el futuro en el trabajo. Los pensamientos de cambio de rumbo son constantes, pero las responsabilidades de la vida diaria se interponen.
Consejos y recomendaciones
El agotamiento laboral o burnout suele llegar como consecuencia de una actividad laboral poco interesante y absolutamente demandante de las capacidades mentales de quien la realiza. Algunos estudios sugieren que la pérdida de interés en el trabajo tiene que ver con la diferencia que existe entre la labor soñada y la realidad.
Para evitar el agotamiento laboral, es preciso aumentar los períodos de desconexión, relajamiento y descanso. Por otro lado, reducir en la medida de lo posible las situaciones estresantes y reordenar las prioridades y responsabilidades. También se aconseja no intentar controlar todo lo que sucede alrededor.