Soledad Pastorutti es una de las pocas artistas en hacer historia dentro del folclore, siempre y cuando se hable de la imagen y del aspecto. La santafesina supo mutar del poncho y las botas a las faldas cortas y zapatos tacos de agujas.
En una entrevista con el diario Clarín, Soledad Pastorutti habla de una barrera superada con el tiempo. “Esa barrera fue más difícil en la (juventud), ahí te falta seguridad. Fue un tema pasar de no maquillarme a maquillarme, por ejemplo”, reconoció la artista.
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Sobre su lado más sensual, la oriunda de Arequito mencionó: “Es una puerta que se (habilitó) con la tele, pero también con la maternidad, donde aflora todo lo femenino. Después de ser madre vino mi cambio, me (percibí) mejor que nunca”.
En cuanto a la opinión de Jeremías Carlos Audoglio, su esposo, La Sole mencionó: “Se divierte con eso. A veces los amigos le mandan alguna foto y él dice: Ey, ¿qué hiciste? Pero me conoce mucho. No te digo que todo le parece genial, pero cuando yo le expreso mis razones, entiende”.
“Por otra parte, antes yo me vestía de gaucho no por folclorista, sino porque era moda en ese momento, así se vestían muchas de mis amigas, la diferencia es que yo me subía a un escenario. También eran los recursos que tenía entonces. Éramos una familia de clase media (para abajo), que el éxito nos llegó de (repente), como una inundación”, confesó.
Soledad dijo que esa transición fue sumamente difícil. “Hoy, a la distancia, digo: No sé cómo lo pasamos. Pero pudimos. Mis viejos, Omar y Griselda, estuvieron siempre conmigo y no fueron nunca papás interesados en aparecer”, aseguró la santafesina.
Padres
“Mamá siempre fue muy de puertas adentro de su casa, no tiene mucha vida social. El cambio fue muy fuerte para ella: imaginate que yo subí a Cosquín por primera vez a mis 15 años y no era nadie, y cuando (descendí), tenía miles de personas alrededor”, recuerda la artista.
“¿Viste como los amigos del campeón? Alguna vez le escuché decir a mamá que ese día (percibió), de alguna manera, que a mi hermana y a mí nos habían arrancado de sus brazos. Así lo vivió”, sentenció Soledad Pastorutti sobre el día que se convirtió en una estrella del folklore.