Rodolfo Francesco Marabotto, conocido históricamente como Pablo Alarcón, vive uno de sus peores momentos económicos. A sus 77 años, el artista necesita trabajar para vivir y es por eso que se presenta todos los fines de semana en Plaza Francia, con un texto del siglo XVI que habla de la corrupción de los políticos.
Como no podía ser de otra manera, debido a la grieta existente en la sociedad, Pablo Alarcón aclara que recibe tanto ovaciones como insultos con su texto, que por lógica está modificado para contar la realidad que se vive por estos días en Argentina.
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“En la calle. Estoy haciendo una performance. En realidad estoy haciendo una tribuna política”, dice el actor dejando en claro que no trabaja para ningún bloque político ni mucho menos. Lo que lo llevó a tomar esta decisión de trabajar a la “gorra” fueron las facturas que le llegaron.
“Lo que me decidió fue que me llegó la factura del gas de 17 lucas y dije: esto es un afano y yo estoy sin trabajo. Empecé a ensayar este espectáculo, lo tenía pensado para hacer en teatro. Hice una recopilación de 12 minutos y dije: salgo a hacer lo que hizo este muchacho, este chico de 18 años contra la corrupción en 1548”, dijo.
Sobre lo que pasa en la calle, el artista afirma: “Me (agravian) o me dicen que estoy trabajando para el sistema, que estoy trabajando para un bloque”. Pero también admite la ovación. “Sí. Y te digo más, llega triste la gente, llega angustiada. Y se va contenta”, aclaró.
“Con la gorra. Lo hago yo. Yo me animo a decir no tengo un mango, nos hicieron bolsa, destruyeron el país. A esta edad tendría que estar mirando televisión o jugando al ajedrez, y tengo que seguir laburando. Menos mal que lo puedo hacer, tengo amigos que no pueden. Y mirá que estoy en una situación privilegiada, tengo mi casa, tengo un coche”, destacó.
Humillante
Pablo Alarcón dice que no percibe una humillación trabajar en la calle, sino todo lo contrario. “Yo di un paso adelante en mi vida. Yo vivo eufórico desde que lo estoy haciendo. Porque en este país para sobrevivir bien, tenés que ser Superman. Y no todos son Superman”, contó.
“Pero todos tenemos un Superman adentro. Todos podemos. Lo que pasa es que el gobierno lo que hace es estupidizar a la gente: no, quedate tranquilo, yo te voy a dar una caja de pan, te voy a dar una cajita de alimentos. Vos quedate tranquilo, igualmente te voy a mantener. Nos quieren tontos”, completó.