En una reciente entrevista con la revista Gente, Abel Pintos contó como trabajó, en su etapa de joven, con unos ejercicios para que su voz no cambie demasiado. “Cuando llegó el proceso más notable de ese cambio, yo ya estaba trabajando con una fonoaudióloga (Lis Costa) y con un profesor de canto (Armando Livani), ambos de Bahía Blanca”, contó.
“Ellos lograron que sea lo menos traumático y más cómodo posible, al tiempo que se encargaban de mi educación vocal. El paso del tiempo, frente a la mayor actividad y la fatiga, e incluso habiendo estado al borde de que se me formen nódulos”, confesó Abel Pintos sobre lo que buscaban evitar estos ejercicios.
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El bahiense, entendiendo que su etapa de madurez podía pasarle factura, admitió que trabajó mucho para estar como quería. “Me llevó a rodearme de gente que pudiera contenerme y enseñarme a trabajar mi voz de manera tal que eso no volviera a suceder”, reconoció.
“Fue algo que surgió a los 12, 13 años y continúa hasta la fecha”.
A su vez, el cantante confesó cómo hace para cuidar su voz. En la entrevista se mencionó que Joaquín Sabina el día de sus conciertos no habla. "Si estoy en medio de una gira con conciertos seguidos y varios kilómetros recorridos, también disminuyó el habla”, confirmó.
“No hay otra manera de descansar las cuerdas vocales, como no hay otra manera de descansar los músculos, que tirarte en un sillón o en la cama. En mi caso, pese a que desde marzo no tengo recitales, salvo la grabación de “Alta en el Cielo”, su presentación y algún evento más
“Cada semana sigo respetando mis clases de canto, que son distintas a los entrenamientos vocales. Así que cuando empieza la actividad, los músculos de mis cuerdas vocales y ellas mismas están bien preparadas”, confesó Abel Pintos sobre su rutina de ejercicios y descanso.
Lo mismo pasa con la guitarra
Hasta el momento, Abel Pintos contó cómo hace para cuidarse a nivel vocal, pero también habló de su condición como guitarrista. “Aprendí solo, viendo tocar a mi hermano Ariel y consultando los libros Enseñanza de guitarra de Arnoldo Pintos, que explicaban la manera de (colocar) los dedos y demás”, confesó.
“Para estimularme, mi papá me repetía que Arnoldo era mi tío, lo cual no era cierto. Entonces yo tenía los libritos de mi tío, que eran de distintos colores, con canciones sobre todo folklóricas. Tenía mi voz, mi guitarra, sólo restaba soñar”, completó el artista.