En una entrevista con la revista Gente, Moria Casán habló sobre los vínculos amorosos tóxicos que mantuvo en su juventud y cómo hizo para sanar tantos años de sufrimientos. En este caso, la diva dijo que nunca se dejó llevar por los dichos de los demás.
“Yo no me guío por el público ni por opiniones, así que no sé qué pensaba el público de mis parejas. Pero nadie consideraba que estaban a mi altura. Muchas desprolijidades, cosas que terminan de modo muy torpe, e incluso con infidelidades”, contó Moria Casán.
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“Hubos tipos que se (percibían) en Disney One. El único que fue un señor y que se salva fue Mario Castiglione, padre de mi hija. Yo igual siempre me desprendo del pasado y me amo a mí misma por sobre todas las cosas”, recordó la artista dejando en la balanza a uno solo de sus amores.
A su vez, la artista mencionó que le cuesta dejar de querer. “Pero no es por temor: creo que el amor siempre condiciona y hay que hacer concesiones. Además yo soy muy pasional, pero la pasión pasa y el equilibrio es lo que queda”, aclaró.
“Me pasa que la llama del amor se me apaga y después tengo que construirme de nuevo para volver a ser libre y no juntar basura debajo del pie. Algunos no nos animamos a la verdad, porque es dolorosa”, enfatizó la artista sobre cómo vive el amor y el desamor.
“Por eso no me permito que con sus debilidades ni un hombre ni una (chica) me derribe. Pensá que yo tuve todo el prontuario”, aclaró Moria sobre los romances en donde prevalecía la violencia y uno que otro caso de problemas con algún tipo de sustancias.
Cortes
En la misma línea, Moria Casán develó cómo hizo para superar los cortes tan problemáticos que mantuvo. “Es muy difícil la toxicidad y el apego de otro. Tuve novios muy celosos. Mi primer novio, cuando tenía 16 años, me dio la primera trompada. Y yo siempre respondí”, contó.
“Me acuerdo que me defendía y lo arañaba. Tuve una juventud muy complicada y tuve que ser muy creativa para sanarme. Y lo hice solita mi alma, sin psicólogo, sin mentirme ni boicotearme. Me hamacaba durante ocho horas seguidas en el campo y lloraba todo lo malo para intentar volver a eje. Eso siempre me sirvió”, contó.