Se dice comúnmente que las canas son la prueba inequívoca de la experiencia y la edad adquirida, sin embargo, muchas personas no quieren tenerlas, al menos a la vista, por lo que llevan adelante procesos para cambiar el color del cabello y así cubrirlas.
Pocos saben que las canas aparecen debido a la falta de melanina en la fibra capilar, lo que causa que comiencen a perder el color clásico de la cabellera. Si bien existen muchas causas que podrían hacerlas aparecer, hay algunas alternativas para prevenirlas.
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Se sabe con rigor científico que los duraznos contienen cantidades formidables de catalasa, lo que ayuda a mantener la coloración natural del pelo, evitando la aparición, prematura o no, de las canas. Una fruta que abunda en el mundo, en casi todas las temporadas.
De acuerdo a varios estudios, la ingesta de durazno o melocotón puede ayudar a mantener el vigor y color de la cabellera. Se debe ingerir en su estado más natural y crudo posible, pues de ser procesado, perdería grandes cantidades de catalasa.
Si bien existen gran cantidad de alimentos que poseen catalasa entre sus componentes y en distintas medidas, lo cierto es que el durazno posee otras características que ayudan no solo a la salud capilar, sino al bienestar general de las personas.
Según estudios recientes, la mejor forma de comer el durazno es de manera cruda y de ser posible, recién cosechados. Esta fruta contiene algunos nutrientes considerados antioxidantes, por los que retrasa el envejecimiento y las enfermedades como el cáncer en muchas de sus variables.
Otros alimentos con catalasa
La catalasa es una enzima antioxidante que descompone el peróxido de hidrógeno, ayudando a prevenir la aparición de canas. Debido a que muchos alimentos poseen esta enzima, es preciso incorporarlos a la dieta diaria para mejorar el bienestar general.
Las paltas o aguacates son una gran fuente de catalasa, así como las papas, las cebollas y los puerros. Entre las frutas que poseen este compuesto están las sandías, los ananás, los kiwis, las bananas y las cerezas. Se recomienda ingerirlos crudos, puesto que las altas temperaturas reducen drásticamente su acción enzimática.