En un cara a cara con Infobae, Marina Calabró contó, entre otras cosas, cómo hace para cumplir con su rol de madre teniendo una rutina de trabajo bastante abultada. “No soy todo lo presente que quisiera porque a veces no me dan los tiempos, estoy tironeada”, comenzó diciendo.
“Pero siempre me hago el rato para escucharla. Puedo estar armando la columna o buscando temas para el noticiero o lo que fuere, y si viene Mía a plantearme algo, o si llega de la cancha, si llega del colegio, dejó el celular y hago como el stop”, afirmó Marina Calabró.
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“Me siento a escuchar cómo fue su día, si tiene alguna inquietud, si tiene alguna preocupación, si está bien, si está mal, a semblantearla un poco. Y también los fines de semana, por supuesto, estoy recontra presente con ella”, agregó la hija de Juan Carlos Calabró sobre cómo es su día a día
Teniendo en cuenta que Mia tiene apenas 13 años y está en sus primeros años de colegio, la periodista de espectáculo aseguró: “es chica para un montón de cosas, necesita de mí para que la lleve, la traiga; no es que se maneja con autonomía. Quizás de día sale caminando, pero estoy para ella todo el tiempo”.
Sobre lo que puede aprender todos los días de su hija, la columnista de espectáculo de “Lanata Sin Filtro”, dijo: “De todo. Su sensibilidad, su empatía, su registro del otro. A veces, cuando venís muy metido en lo tuyo, medio con anteojeras, es como que dejás de ver hacia afuera”.
“Ella todo el tiempo es el cable a tierra porque es recontra sensible, porque está atenta a todo lo que pasa: cosas de la familia, de sus amigas. Es muy empática y muy atenta al afuera, y eso a mí siempre me impacta porque me interpela”, aseguró la hermana menor de los Calabró.
Otros tiempos
Marina Calabró aseguró que a su hija intenta inculcarle libertad. “Nosotras tuvimos una crianza un poquito más de soga corta, con mi viejo, de control”, afirmó la periodista sobre sus tiempos con Juan Carlos. “Era muy controlador, porque era miedoso: tenía siempre un pensamiento trágico y miedos anticipatorios”, dijo.
“Siempre aventuraba cataclismos. Ese miedo se le transformaba en necesidad de control. Y yo, no sé si por oposición o por naturaleza, no soy así. Me cuesta justamente eso: el estar pendiente. Y lucho un poco también contra eso porque hay demasiados peligros”, dijo por último la periodista.