Las semillas de lino, también llamadas linaza, son los frutos de la planta Linum usitatissimum, que se cultiva desde hace miles de años por su fibra y su aceite. Estas semillas tienen un aspecto ovalado y brillante, y pueden ser de color marrón o dorado.
Las semillas de lino se pueden ingerir enteras, molidas o en forma de aceite, y se pueden añadir a ensaladas, yogures, batidos, panes, galletas y otros platos. Como era de esperarse tienen varias propiedades nutricionales que las hacen destacar entre los demás alimentos.
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Son ricas en ácidos grasos omega 3, que el organismo puede transformar en otros ácidos grasos esenciales como el eicosapentaenoico y el docosahexaenoico. Estos ácidos grasos tienen efectos beneficiosos para el corazón, el cerebro, la piel, las articulaciones y el sistema inmunitario.
Son una buena fuente de fibra, tanto soluble como insoluble, que ayuda a regular el tránsito intestinal, a prevenir el estreñimiento, a mejorar la digestión, a reducir el colesterol y el azúcar en plasma, y a aumentar la sensación de saciedad.
Aportan vitaminas y minerales, como la vitamina B1, que interviene en el metabolismo energético y en el funcionamiento del sistema nervioso, y el magnesio, el fósforo, el hierro, el calcio, el zinc y el selenio, que son importantes para la salud ósea, muscular, inmunológica y antioxidante.
Los beneficios de las semillas de lino para la salud son numerosos, siempre que se ingieran con moderación y dentro de una dieta equilibrada. Protegen el corazón y los vasos sanguíneos, al reducir la presión arterial, el colesterol, los triglicéridos y la inflamación, y al mejorar la circulación y la función endotelial.
Más beneficios
La semilla de lino previenen y controlan la diabetes, al mejorar la sensibilidad a la insulina, la tolerancia a la glucosa y el control glucémico, y al evitar los picos de azúcar después de las comidas. Favorecen la pérdida de peso, al aumentar la saciedad, el gasto energético y la oxidación de las grasas, y al disminuir el apetito y la ingesta calórica.
Fortalecen el sistema inmunitario, al estimular la producción de anticuerpos, la actividad de las células defensivas y la respuesta antiinflamatoria, y al proteger contra las infecciones y las alergias. Mejoran la salud cerebral, al prevenir el deterioro cognitivo, el estrés oxidativo, la depresión y la ansiedad, y al favorecer el aprendizaje, la memoria, el humor y el sueño.