Cuando pensamos en hacer dieta, lo primero que se nos viene a la mente es la idea de renunciar a todo lo que nos gusta comer y beber, y someternos a un régimen estricto y aburrido de alimentos insípidos y monótonos. Sin embargo, esta concepción es errónea y contraproducente, ya que puede generar frustración, ansiedad, atracones y efecto rebote. Alberto Cormillot asegura que los “gustitos” deben formar parte de cualquier plan de alimentación.
Por eso, los expertos en nutrición, como Alberto Cormillot, recomiendan incluir en la dieta lo que se conoce como “gustitos”, es decir, esos alimentos o bebidas que nos dan placer y satisfacción, y que nos ayudan a mantener la motivación y el equilibrio emocional. Los gustitos son aquellos productos que no son imprescindibles para la salud, pero que nos aportan un beneficio psicológico, al romper la monotonía, aliviar el estrés y mejorar el ánimo.
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Pueden ser dulces, salados, grasos o alcohólicos, según los gustos y preferencias de cada uno. Algunos ejemplos son el chocolate, el helado, la pizza, las papas fritas, el vino, la cerveza o el café. Estos alimentos no son malos en sí mismos, siempre y cuando se ingieran con moderación y dentro de un contexto de alimentación variada y equilibrada.
Los gustitos no deben ser vistos como un premio o un castigo, sino como una parte más de la dieta, que se puede aprovechar sin culpa ni remordimiento. Lo importante es saber elegirlos, controlar las cantidades y los momentos de ingesta, y compensarlos con el resto de la alimentación y la actividad física. Así, se evita caer en el exceso o en la prohibición, que son los dos extremos que pueden perjudicar el proceso de adelgazamiento y la salud en general.
Fuente: Infobae
Los gustitos pueden tener un efecto positivo sobre el metabolismo, al estimular la producción de hormonas como la serotonina, la dopamina y las endorfinas, que regulan el apetito, el estado de ánimo y el bienestar. Además, pueden favorecer la adherencia a la dieta, al evitar la sensación de privación, el aburrimiento y la ansiedad, que suelen ser los principales obstáculos para seguir un plan de alimentación saludable.
Así, se logra una mayor satisfacción, una mejor calidad de vida y un peso adecuado. Los gustitos son esos aliados inesperados de la dieta, que nos permiten aprovechar de la comida sin renunciar al placer ni a la salud. Lo esencial es hallar el equilibrio entre lo que nos gusta y lo que nos conviene, y aprender a comer de forma consciente, responsable y placentera. De esta forma, podremos alcanzar nuestros objetivos de forma sostenible y sin sufrir.
Fuente: Infobae
Verdades
“¿Qué es lo que determina que una cosa sea un gusto y no sea un (exceso) de permisividad?”, se pregunta Alberto Cormillot en cuanto a los gustitos incorporados a la dieta y responde: “Lo único que hace la diferencia es la balanza. Suele decirse que la única verdad es la realidad y en este caso la verdad está en la balanza. Si alguien empieza a darse gustitos y esos gustitos se traducen en un aumento de peso, quiere decir que se nos fue la mano”.
“Por el contrario, si esos gustitos logran que la persona entre en una situación más descomprimida en cuanto a su alimentación e igualmente siga bajando de peso, esa claramente será la conducta más conveniente. Cabe recordar que esto no es una carrera de 100 metros; esto es una maratón. No es cuestión de acelerar a toda velocidad durante un tiempo y después bajar los brazos, sino que es cuestión de empezar y poder seguir en el tiempo”, completó.