Muchas personas se proponen perder peso y mejorar su salud mediante el seguimiento de dietas que prometen resultados rápidos y espectaculares, dice Estefanía Pasquini. Sin embargo, la mayoría de estas dietas están condenadas al fracaso, ya que no tienen en cuenta las necesidades individuales, los hábitos alimentarios, el modo de vida y los factores psicológicos que influyen en el comportamiento alimentario.
Según los expertos, las dietas que se realizan por cortos periodos de tiempo suelen ser muy radicales y pueden conllevar una pérdida de peso importante, pero también una recuperación del mismo o incluso un aumento posterior, lo que se conoce como el efecto rebote. Esto se debe a que el organismo se adapta a la restricción calórica y activa mecanismos de ahorro de energía que disminuyen el metabolismo y aumentan el apetito, aclara Estefanía Pasquini.
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Además, las dietas que excluyen o limitan algún grupo de alimentos, como las proteínas, los hidratos de carbono o las grasas, pueden generar carencias nutricionales, alteraciones hormonales, pérdida de masa muscular, debilidad, cansancio, irritabilidad, ansiedad o depresión. Estos efectos pueden afectar negativamente a la salud física y mental, así como a la calidad de vida y al bienestar emocional.
Por otro lado, las dietas que se basan en productos milagro, como pastillas, batidos, infusiones o suplementos, pueden tener efectos secundarios indeseados, como diarrea, estreñimiento, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, insomnio, taquicardia o hipertensión. Además, estos productos no tienen una evidencia científica que respalde su eficacia y seguridad, y pueden contener sustancias prohibidas o peligrosas para la salud.
Asimismo, las dietas que se siguen sin el asesoramiento de un profesional pueden interferir con la acción de algunos medicamentos, como los anticoagulantes, los antibióticos, los antidepresivos o los hipolipemiantes, aumentando o disminuyendo su efecto. Por eso, es importante consultar con el médico o el farmacéutico si se está tomando algún tratamiento y se quiere ingerir algún producto o seguir alguna dieta.
La clave para perder peso de forma saludable y duradera no está en las dietas, sino en el cambio de hábitos alimentarios y de modo de vida. Para ello, se recomienda seguir una alimentación equilibrada, variada y adaptada a las necesidades de cada persona, que incluya todos los grupos de alimentos en las cantidades adecuadas, y que se complemente con la práctica regular de ejercicio físico y el control del estrés y las emociones.
Consejo
Estefanía Pasquini se aconseja acudir a un profesional de la nutrición y la salud, que pueda evaluar el estado de salud, el peso, la composición corporal, el metabolismo, los hábitos alimentarios, el modo de vida y los factores psicológicos que influyen en el comportamiento alimentario, y que pueda diseñar un plan personalizado, realista, flexible y sostenible, que se adapte a las preferencias, los gustos, las necesidades y los objetivos de cada persona.
En conclusión, las dietas que se realizan por cortos periodos de tiempo, que excluyen o limitan algún grupo de alimentos, que se basan en productos milagro o que se siguen sin el asesoramiento de un profesional, están condenadas al fracaso, ya que pueden tener efectos negativos para la salud, provocar el efecto rebote y generar frustración, sensación de fracaso y problemas de autoestima. La mejor forma de perder peso y mantenerlo es cambiar los hábitos alimentarios y de modo de vida, y contar con el apoyo de un profesional de la nutrición y la salud.