Tras algunas recaídas, que lo llevaron a permanecer internado por varios días y una recuperación en tiempo récord, Alberto Cormillot confirmó a través de sus redes sociales que está listo para volver a bailar y, como no podía ser de otra manera, lo hará juntó a Emilio, su pequeño hijo que hace unos meses cumplió dos años de edad.
A su vez, Alberto Cormillot contó que Emilio tiene un rol muy importante en su regreso. “En el ensayo de Tap, Emilio es el vestuarista”, escribió. Bailar es una actividad que aporta múltiples beneficios para la salud física, mental y social de las personas mayores. No solo se trata de una forma de expresión artística y cultural, sino también de una manera de prevenir y combatir diversas enfermedades.
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Según diversos estudios científicos, bailar regularmente puede tener los siguientes efectos positivos en las personas de edad avanzada: Mejorar la salud cardiovascular, al aumentar la frecuencia cardíaca, la circulación sanguínea y el consumo de oxígeno. Favorecer la pérdida de peso, al quemar calorías y grasa corporal, y regular el apetito.
Incrementar la fuerza y la resistencia muscular, al ejercitar los principales grupos musculares y evitar la atrofia y la sarcopenia. Elevan la autoestima y la confianza, al percibirse más ágiles, atractivos y capaces de realizar diferentes movimientos y coreografías. Reducir los niveles de estrés y depresión, al liberar endorfinas, serotonina y dopamina, que son neurotransmisores vinculados con el placer, el ánimo y la motivación.
Ayudar a ser más feliz, al aprovechar de la música, el ritmo, la creatividad y la diversión que implica bailar. Fortalecer la inteligencia kinestésica, al desarrollar la coordinación, el equilibrio, la flexibilidad y la postura corporal.
Prevenir el Alzheimer y otras demencias, al estimular la actividad cerebral, la memoria, la atención y el aprendizaje. Ayudar a mejorar la memoria, al recordar los pasos, las secuencias y las canciones que se bailan. Es por todas estas razones que Alberto Cormillot volvió a tomar clases de tap.
Al máximo
Para aprovechar todos estos beneficios, se recomienda bailar al menos dos veces por semana, durante unos 30 o 45 minutos cada sesión, y elegir el tipo de baile que más se adapte a las preferencias, gustos y capacidades de cada persona. Existen muchos estilos de baile, desde los más clásicos como el ballet, el vals o el tango, hasta los más modernos.
Lo importante es bailar con ganas, con alegría y con seguridad, respetando los límites y las necesidades de cada uno, y consultando con el médico antes de iniciar cualquier actividad física, tal como lo hace Alberto Cormillot. Bailar en edad avanzada es una forma de cuidar la salud y la felicidad, y de comprobar que no hay edad para aprovechar de la vida.