Sábado 27 de Abril 2024
ESTEFANIA PASQUINI

Estefanía Pasquini y una fuerte advertencia para quienes comen por aburrimiento

La palabra de Estefanía Pasquini.

Escrito en ENTRETENIMIENTO el

Estefanía Pasquini sabe que comer es una necesidad básica para la supervivencia, pero también es una fuente de placer, de sociabilidad y de expresión emocional. Sin embargo, a veces comemos no por hambre física, sino por otras razones que tienen que ver con nuestro estado de ánimo, nuestras experiencias, nuestros hábitos y nuestros pensamientos.

Estefanía Pasquini dice que comer por aburrimiento, por ansiedad, por estrés, por tristeza o por alegría son ejemplos de lo que se conoce como comer emocional, una conducta que puede afectar a nuestra salud y a nuestro bienestar. El comer emocional se define como el acto de ingerir alimentos en respuesta a una emoción, positiva o negativa, en lugar de a una señal fisiológica de hambre.

Se trata de una forma de regular nuestras emociones a través de la comida, buscando aliviar, compensar, recompensar o celebrar algo que nos ocurre o que sentimos. “Muchas veces la preocupación es que como light cuando estoy ansiosa”, manifestó la esposa de Alberto Cormillot al dejar en claro las sensaciones que aparecen a modo de excusa a la hora de comer.

“Espera primero ¿es ansiedad? ¡Es importante saber qué mecanismos nos hacen comer, aburrimiento, enojo, alegría, frustración, estrés (en ese orden) para luego evaluar qué hacemos con esto y decir qué recursos vamos a poner para que puedas manejarte sin comer y que solo lo hagas si es por hambre! ¡Y no para tapar una emoción!”, destacó.

“No es cuestión de elegir alimentos con pocas calorías, si no de desarrollar nuevas habilidades que te hagan poder con estas posas que hoy no te están ayudando. Se puede trabajar, acordarte, no te juzgues, esto es tu mecanismo aprendido, nadie te enseñó otra cosa y ahora estás desaprendiendo para volver a aprender”, completó Estefanía Pasquini.

El comer emocional puede ocurrir por diversas causas, entre las que se encuentran: La falta de habilidades para afrontar y expresar las emociones de forma adecuada, lo que nos lleva a buscar en la comida un refugio, una distracción, un consuelo o una recompensa.  La influencia de factores ambientales, sociales o culturales, que nos condicionan a asociar la comida con determinadas situaciones, como el aburrimiento, el estrés, la soledad, la diversión o la celebración.

¿Qué consecuencias tiene el comer emocional?

El comer emocional puede tener consecuencias negativas tanto a nivel físico como psicológico, entre las que se encuentran: El aumento de peso y el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad, al consumir más calorías de las que necesitamos o al elegir alimentos poco saludables, como los ricos en azúcar, grasa o sal. Es por eso que Estefanía Pasquini insiste en saber identificar los estados de ánimo.

Otra consecuencia es el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, como la bulimia, la anorexia o el trastorno por atracón, que se caracterizan por una relación alterada con la comida y con el cuerpo, y que pueden tener graves repercusiones para la salud física y mental. Y también el deterioro de la salud física, al aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, colesterol, caries, gastritis o úlceras, entre otras, debido a una alimentación desequilibrada o excesiva.