Estefanía Pasquini, seguramente como muchos otros padres, se ha hallado con la sorpresa de que su hijo, Emilio, ha escrito y dibujado en las paredes de la casa, con lápices, crayones, marcadores y resaltadores. Esta conducta, que suele causar molestia y frustración en todos, tiene una explicación y un propósito desde el punto de vista del desarrollo infantil.
Estefanía Pasquini sabe que escribir las paredes de la casa es una forma de expresión y de comunicación que los niños chiquitos utilizan para manifestar sus emociones, sus ideas, sus gustos y sus intereses. Es una manera de plasmar su mundo interior, su imaginación y su creatividad, y de dejar una huella de su presencia y su identidad.
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Esta actividad de los pequeños también es una forma de exploración y de aprendizaje que los niños chiquitos emplean para conocer su entorno, sus capacidades y sus límites. Es una manera de experimentar con los colores, las formas, las letras y los números, y de desarrollar sus habilidades motrices, cognitivas y lingüísticas.
Escribir las paredes de la casa es una conducta que se da principalmente entre los 2 y los 4 años de edad, que es una etapa de gran crecimiento y desarrollo en los niños, justamente la edad que tiene el pequeño Emilio. Es una etapa en la que los niños empiezan a adquirir mayor autonomía, curiosidad, confianza y seguridad en sí mismos, y en la que también empiezan a desarrollar el lenguaje, el pensamiento y la creatividad.
En estos momentos, el hijo de Estefania Pasquini y Alberto Cormillot está en una etapa en la que necesita expresarse y comunicarse, pero también en la que todavía no tienen un control total de sus impulsos, ni una noción clara de las normas y los límites. Por eso, Emilio puede escribir las paredes de la casa sin ser consciente de que están haciendo algo malo o que puede molestar a sus padres.
La reacción de los padres ante esta conducta puede variar según el grado de tolerancia, el estilo educativo y la situación particular de cada familia. En este caso, Estefanía Pasquini, en vez de retarlo como hacen la mayoría, o lo hacían en algún momento, invitó a Emi a limpiar la pared con un borrador, pero como eso no es posible, le mencionó que podría trasladar todos aquellos garabatos a una hoja de papel.
¿Qué se puede hacer?
Ante estas situaciones, no castigar ni regañar al niño de forma severa, ya que puede generar miedo, culpa o resentimiento, y afectar su autoestima y su creatividad. Explicar al niño de forma clara, firme y cariñosa que escribir las paredes de la casa no está bien, y que hay otros lugares y materiales más adecuados para hacerlo. Involucrar al niño en la limpieza o reparación de la pared, según sea el caso, para que asuma las consecuencias de su acción y aprenda a respetar y cuidar el espacio común, tal como lo hizo Estefanía Pasquini.
Escribir las paredes de la casa es una conducta normal y positiva en los niños chiquitos, que refleja su necesidad de expresión, comunicación, exploración y aprendizaje. Sin embargo, también es una conducta que debe ser orientada y regulada por los padres, para que los niños aprendan a respetar y cuidar el espacio común, y a utilizar otros medios más apropiados para plasmar su mundo interior.