Este sábado, en “La Divina Noche de Dante”, Dante Gebel volvió a ocupar una importante cantidad de minutos del final para realizar la habitual reflexión. En esta oportunidad, el conductor de El Nueve hizo hincapié sobre la “otra pobreza”, que suele ser mucho más letal que la económica.
En pocas palabras, Dante Gebel se refirió a la “importancia de valorar las pertenencias que no son materiales”. "La realidad es que la mayoría de las veces vivimos deseando poseer cosas que creemos que nos ayudarán a vernos mejor. Y eso no es así", comenzó diciendo.
"La cantidad de cosas que disponemos o podemos llegar a poseer no está directamente vinculadas con el nivel de satisfacción de las personas”, mencionó el orador y detalló: “Desde ya que la pobreza como tal es la falta de dinero, de posibilidades, la falta de trabajo, de comida, de salud, de educación”.
Sobre esta sutil clasificación de la pobreza, el conductor mencionó: “Se que hay un montón de gente que vive en la angustia, la desesperación, la incertidumbre, que invierten todas sus fuerzas en sobrevivir. Pero hay otra pobreza, la pobreza de espíritu, a los que les falta la riqueza interior".
De esta manera, Dante meditó sobre lo que realmente importa en la vida. Para ello, sostuvo: “la pobreza que roba la riqueza interior. Vieron que hay un montón de millonarios que cuentan con los afectos de sus familiares y amigos porque la abundancia no está en el dinero”.
En su podcast, Gebel habló, semanas atrás sobre la presión que tiene un ser por las cosas del paso. “Muchos llevamos sobre nosotros el peso y la presión de secretos y traumas profundos, y con el tiempo desarrollamos un repertorio personal de mecanismos de protección contra lo que nos hiere”, comenzó diciendo.
Fuente: (El Nueve).
La presión del pasado
Sobre los caminos que un “hombre” toma para escapar de dicha presión, Dante Gebel manifestó que: “Algunos nos refugiamos en la comida, otros en la bebida y otros más nos tornamos irascibles contra todo y contra todos. A su vez, aseguró que el “trauma no es igual para todos”.
“La sanidad siempre comienza con la valiente decisión de confesar el dolor y lidiar con fe no sólo con el problema visible, sino con la raíz del problema. Recuerda que Dios toma a quienes están hechos trizas y heridos y los rehabilita para que puedan ser médicos de sanidad”, cerró diciendo.