El consumo de carne en Argentina ha experimentado una notable disminución, alcanzando su punto más chico desde febrero de 2011. Este fenómeno se ha visto influenciado por diversos factores económicos y sociales que han afectado las decisiones de compra y los hábitos alimenticios de la población.
En los primeros dos meses de 2024, se registró una caída del 8,2% en la compra de carne, con un incremento del 5,4% en los precios en carnicerías del AMBA solo en febrero. La Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) informó que el consumo per cápita de carne vacuna cayó a 44,6 kilos anuales, lo que representa una disminución interanual del 9,3%.
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La escalada inflacionaria y la disminución del poder adquisitivo son dos de las principales causas detrás de este descenso. La inflación ha generado un aumento en los precios de la carne, lo que ha llevado a muchas familias a buscar alternativas más económicas para su alimentación.
Además, la carne de cerdo y el pollo han ganado relevancia como sustitutos debido a su menor costo, lo que ha contribuido a la disminución del consumo de carne vacuna. Otro factor que ha influido en la caída del consumo es la creciente conciencia sobre el impacto ambiental de la producción ganadera.
El vínculo entre la ganadería y el cambio climático, así como la deforestación y la pérdida de biodiversidad, ha llevado a un segmento de la población a reducir su consumo de carne o a adoptar dietas basadas en plantas.
Asimismo, las tendencias de salud y bienestar han promovido dietas más variadas y equilibradas, donde el consumo excesivo de carne roja se ha asociado con problemas de salud. Esto ha motivado a los consumidores a diversificar sus fuentes de proteínas, incluyendo más legumbres, pescado y productos lácteos en su dieta.
Periodos
La industria frigorífica también ha sentido el impacto de esta disminución en el consumo. En el primer bimestre de 2024, la producción de carne vacuna fue de 504.000 toneladas res con hueso, lo que representa una caída del 3,8% en comparación con el mismo período del año anterior.
Este descenso en la demanda interna ha generado preocupaciones sobre el futuro del sector y la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades del mercado. La caída del consumo de carne en Argentina es un reflejo de una serie de cambios estructurales en la economía y en las preferencias de los consumidores.