El ministro de Economía, Luis Caputo, ha lanzado un ambicioso plan de canje de deuda voluntario y en pesos, que representa un equivalente a 64.000 millones de dólares. Este canje de deuda es parte de una estrategia más amplia del gobierno para mitigar el riesgo asociado con la deuda pública en medio de una crisis económica generalizada.
El canje permitirá a los tenedores de deuda intercambiar sus instrumentos actuales por otros con vencimientos entre 2025 y 2028. La iniciativa de Luis Caputo busca postergar la mayor cantidad posible de vencimientos de deuda pública en el mercado local de capitales, liberando así los pagos de intereses y manteniendo el déficit financiero en niveles nulos.
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La deuda elegible para el canje incluye títulos ajustables por inflación (CER), dólar oficial (dólar linked) y moneda dual, con la mayor parte de estos títulos en manos de instituciones públicas y un porcentaje menor en manos de privados.
El objetivo es reemplazar gradualmente estos títulos por otros con tasas fijas, lo que podría ayudar a estabilizar la economía y facilitar la salida paulatina del cepo cambiario. El gobierno espera que este canje de deuda sea un paso clave hacia el logro del superávit financiero, con el 60% de los vencimientos extendidos hasta 2026.
Además, se busca eliminar los bonos con “seguro de cambio” (linked y duales), que representan la mitad de la canasta elegible, mientras que el resto son CER. Este canje de deuda es un test crucial para la confianza del mercado en la economía argentina.
La participación del sector privado en el canje será un indicador importante de la percepción del mercado sobre la solidez de la economía y la credibilidad de las políticas del gobierno. De esta manera el canje de deuda lanzado por Luis Caputo es una medida proactiva para enfrentar los desafíos económicos de Argentina.
Que lo pague otro
Al extender los vencimientos de la deuda y reemplazar los instrumentos de alto riesgo por otros más estables, el gobierno, por medio de Luis Caputo, busca asegurar la sostenibilidad fiscal y económica a prolongado plazo. En pocas palabras, la deuda la podría terminar pagando otra gestión.
Este “esfuerzo” refleja un compromiso con la responsabilidad financiera y la transparencia, elementos cruciales para restaurar la confianza en la economía argentina. Si bien, Argentina no está en condiciones de pagar, en algún momento lo tendrá que hacer y sin contar los intereses aplicados.