Si anhelas ver limpia la cocina cada vez que entras a cocinar, te dejamos una serie de sencillos pasos que puedes llevar adelante para lograrlo. Lo mejor de todo es que no necesitaras de mucho tiempo ni dinero.
Sabemos que mantener limpia la cocina puede ser desgastante, sobre todo si constantemente vemos la pila de platos por lavar acumulada o restos de comida esparcidos por encima del horno. Para que esto no suceda más, procura intentar esta serie de tips que, seguramente, te facilitarán esta tarea de limpieza.
El primer consejo que te traemos, y que puede parecer obvio pero no solemos llevarlo a cabo, es tener un lugar para cada cosa. Desde los platos hasta los trapos y utensilios, todo debe tener un lugar donde no moleste y cada vez que lo terminas de usar debe volver allí. Así, verás el área despejada para comenzar a limpiar bien.
Una buena idea para limpiar la suciedad pegada en algunas zonas del horno o de las alacenas, es tener siempre a mano una solución multiusos preparada. Para esto es muy eficiente la mezcla de agua jabonosa, o detergente, con un poco de vinagre.
Otro consejo que te traemos, y que puede ser uno de los más tediosos, es limpiar los platos luego de comer. Así evitaremos que se acumulen en el fregadero y contribuyan a la suciedad de la cocina.
La forma más rápida para lavar los platos es llenar el fregadero con agua y lavavajillas, donde vas a hundir los utensilios de cocina para enjuagar y, posteriormente, aclarar solo con agua. Otro truco infalible es tirar bicarbonato de sodio en el fregadero de la cocina con el fin de eliminar los olores y restos de comida de esa zona del lugar. También puedes utilizar vinagre.
La limpieza del horno
Uno de los electrodomésticos más usados en la cocina es el horno. Además, es una de las cosas que más olvidamos limpiar. Para evitar que caigan restos de comida dentro puedes colocar un papel de aluminio en el estante inferior del mismo e irlo cambiando conforme sea necesario.
Por otra parte, para limpiar los hornos de microondas puedes recurrir al vapor. Para eso, puedes colocar algunas servilletas de papel humedecidas en la bandeja y, luego, calentarlas por algunos minutos.