El café es una de las bebidas más reconocidas a nivel mundial y no solo por su exquisito sabor, sino también por los increíbles beneficios que aporta a la salud, es por ello que está presente en varios productos, sobre todo, en los de belleza.
El café es uno de los ingredientes más utilizados en el mundo de la cosmética, debido a que sus propiedades antioxidantes, exfoliante y revitalizando le aportan muchos beneficios a la piel y el cabello.
Te podría interesar
Entre las propiedades más destacadas del café, se destaca su poder antioxidante y la energía que le aporta al organismo, además, hay evidencias sobre su poder para disminuir el dolor de cabeza, ayuda a estar más activo, previene enfermedades como el Alzheimer, diabetes tipo 2, Parkinson, cáncer y afecciones coronarias.
Otro de los beneficios que aporta el café, es la sensación de bienestar que genera el particular aroma de los granos, no solo al prepararlo como infusión, sino también al utilizarlo como un producto cosmético.
Con respecto a su uso cosmético, los granos de café molido son uno de los ingredientes principales de muchos tratamientos exfoliantes, tanto para la piel como para el cabello, ya que estos ayudan a revitalizar, eliminar las impurezas que se acumulan y los revitaliza desde la primera aplicación.
En cuanto al uso a nivel capilar, está comprobado que el café ayuda a eliminar la grasitud acumulada, controla la caspa y producción de sebo, fortalece las fibras permitiendo que el pelo crezca más sano, disminuye la caída y aporta un brillo increíble.
Mascarilla para la piel
La mascarilla de café sirve para exfoliar y embellecer la piel del rostro y su preparación es muy sencilla: incorporar en un recipiente los granos de café molido, miel y limón. Luego, deberás mezclarlo hasta que los ingredientes estén muy bien integrados, logrando una pasta ligera.
Para aplicar la mascarilla recuerda: 1. Siempre tener la piel del rostro y cuello muy bien higienizadas. 2. Esparcir la mezcla por toda la piel. 3. Dejar actuar durante unos 30 minutos aproximadamente. 4. Retirar con movimientos suaves, siempre utilizando agua fría o tibia. 5. Evitar el contacto con los ojos.