Alberto Cormillot siempre tuvo un vínculo muy cercano y afectuoso con su padre, Emilio Alberto Cormillot, quien fue su gran inspiración y apoyo en su vida personal y profesional. Emilio fue un ingeniero químico que trabajó en la industria farmacéutica y que también se dedicó a la docencia y a la investigación.
Alberto Cormillot aseguró que su padre fue un hombre culto, curioso y emprendedor, que transmitió a su hijo el amor por el conocimiento, la ciencia y la salud. Emilio fue el primer maestro de Alberto, quien desde niño lo acompañaba a su laboratorio y a sus clases.
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Juntos, realizaban experimentos, leían libros y revistas, y conversaban sobre diversos temas. Emilio le enseñó al nutricionista los principios de la química, la biología, la física y la matemática, y le inculcó el hábito de la lectura y el estudio.
También le enseñó la importancia de la alimentación equilibrada, la actividad física y el cuidado del organismo. Emilio fue el primer paciente de Alberto, quien lo ayudó a controlar su diabetes y su hipertensión. Emilio confiaba plenamente en su hijo y seguía sus consejos y tratamientos.
Juntos lograron mejorar su calidad de vida y prevenir complicaciones. Emilio también fue el primer socio de Alberto, quien lo involucró en sus proyectos e instituciones vinculadas con la nutrición y la obesidad. Emilio colaboraba con su hijo en la gestión, la administración y la difusión de sus emprendimientos.
Alberto Cormillot: “Vivió hasta los noventa y cinco años, sano y saludable, haciendo lo que más (aprovechaba): tocando la guitarra y trabajando en la Clínica todos los días. Tuve la oportunidad de (aprovecharlo) muchísimo. Viajamos mucho juntos. A sus noventa fuimos juntos a París y celebramos mi cumpleaños en el restaurante Julio Verne de la Torre Eiffel y nos (tomamos) esta foto que aquí les comparto. Mi viejo fue mi mejor amigo”.
Emilio fue el primer amigo de Alberto, quien compartía con él sus alegrías, sus tristezas, sus sueños y sus desafíos. Emilio lo apoyaba, lo alentaba, lo aconsejaba y lo consolaba. Juntos, aprovecharon de momentos de ocio, de diversión, de viajes y de deportes.
Héroe
Emilio fue el primer héroe de Alberto Cormillot, quien lo admiraba, lo respetaba, lo quería y lo extraña. Emilio falleció el 15 de agosto de 2004, a los 95 años de edad, dejando un vacío grande en la vida de su hijo. Alberto lo recuerda con nostalgia, con orgullo y con gratitud.
Alberto le rinde homenaje a su padre, siguiendo su ejemplo, su legado y su nombre. Alberto le dedicó varios de sus libros y le colocó su nombre a su tercer hijo, Emilio, nacido en 2021. “Un día como hoy, pero hace 17 años, se fue mi papá”, escribió el médico en sus redes sociales.