De acuerdo a la historia de la gastronomía, a la cual recurrimos para dar detalles que pocos conocen o saben, se dice que el yogur tuvo su primer origen hace miles y miles de años, en la región Mesopotámica, por un proceso natural y espontáneo de fermentación. Dato que, efectivamente, era desconocido por muchos de los que lo consumen.
Podemos decir entonces que el yogur se ha convertido, para una gran parte de la sociedad mundial, en un ingrediente adecuado para una variedad de platos y preparaciones, generalmente para aquellos que les apasiona experimenta, así como en un producto básico y esencial en desayunos y meriendas.
En esta oportunidad, teniendo como principal objetivo que ahorres un montón de dinero, llenes tu almacén personal, no necesites ir de compras, salgas de apuros y tengas tu propio yogur casero, te dejaremos la receta y el paso a paso que te encantará hacer y enseñar a tus amigos, hijos, pareja o a quien quieras.
Para esta receta, solo necesitaremos buscar 3 ingredientes que probablemente tengas en casa o sea demasiado fácil de conseguir e cualquiera lugar. Económico, ¿verdad? Te rendirá para que puedas acompañar cualquier preparación y compartir con tus seres queridos: 1 litro de leche, 1 yogur entero y 2 cucharadas de leche en polvo.
Preparación: en un recipiente, preferentemente de metal, colocar toda la leche y llevarla a una temperatura de 70 grados. Si no tenés termómetro, utiliza el método del dedo. Deja reposar durante 5 segundos tu dedo en la leche, cuando esté caliente, si aguantas esa temperatura, ya estará lista.
En otro recipiente aparte, que tendrá que estar estirilizado, volcar el yogur (que tendrá que ser sin sabor para no contaminar la preparación, el que logres conseguir en el supermercado o almacén de tu barrio. Agregarle un chorro de la leche caliente, revolviendo al mismo tiempo para que tome una consistencia líquida.
Como estamos buscando que sea sólido, añadiremos dos cucharadas de leche en polvo y mezclaremos la preparación hasta que se disuelva. Ten paciencia, puesto que tendrá que quedar sin grumos. A esto, añadirle todo el restante de leche caliente que teníamos separada y nos quedó del primer paso.
Es de suma importancia que la preparación de nuestro yogur no pierda el calor de la leche, puesto que necesitamos que la bacteria llegue a la fermentación. Por lo tanto, pasaremos todo a un recipiente que, si puede tener tapa mucho mejor, sera envuelto en una toalla y llevado al horno o microondas (siempre apagado).
Lo más importante
El recipiente deberá quedar en reposo al menos 12 horas para que tome la consistencia adecuada. Pasado el tiempo necesario, ya tendremos hecho nuestro yogur natural, sin embargo, como queremos que sea griego y tenga una consistencia mucho más espesa, tendremos que hacer un paso más.
Recuerda que este paso puedes salteartelo si quieres un yogur normal. En caso de querer la preparación denominada griega, necesitaras un colador, cualquier que tengas en tu casa, un repasador limpio y el frío de tu heladera. ¿Estás atento y listo? Proseguiremos.
Tomar el colador y en su superficie colocar el repasador. Arriba de esto, añadir la preparación del yogur natural. Esto, hará que se logre filtrar el suero líquido y que, por consecuencia, quede mucho más espeso. Recuerda que debe quedar dentro de la heladera todo un día o toda una noche.
Una vez que esté listo y se haya ido toda la "humedad", ya podremos servirlo en vasos individuales o en un recipiente familir. Compartir con amigos. Podremos agregarle frutas, banana, durazno, arándanos, ceréales, pulpas, frutos secos o lo que más te guste para acompañar este riquísimo yogur griego.