Viernes 10 de Mayo 2024
ALBERTO CORMILLOT

“A veces ni nos damos cuenta”: el crudo relato de Alberto Cormillot

Alberto Cormillot sorprendió a todos.

Escrito en ENTRETENIMIENTO el

A través de un nuevo posteo de sus redes sociales, Alberto Cormillot, doctor y especialista en nutrición, contó una historia personal con una enfermedad respiratoria, como una creencia no le permitía curarse y la solución simple que le permitió salir adelante.

Les quiero hablar de cómo las creencias determinan nuestra salud y también pueden determinar nuestra enfermedad. Creencias que a veces ni nos damos cuenta. Les quiero contar una historia personal”, comenzó diciendo Alberto Cormillot.

“Yo estaba haciendo un posgrado en la Universidad de Ginebra sobre las creencias en las enfermedades crónicas. Bueno, coincidió con que en esa época yo estaba con tos y fui a ver a uno de los mejores especialistas en enfermedades respiratorias”, contó.

“Me dio toda la medicación, no había mejorado, me siguió estudiando y me dijo: mirá, esa tos es por reflujo, así que tenés que tomar esta medicación y levantar la cabecera de la cama. Yo dije: no puedo tener reflujo porque no tengo acidez”, recordó.

“Además, levantar la cabecera de la cama”, cuestionó Alberto una de las recomendaciones. A su vez dijo: “Esto hace muchos años, hoy ya sería distinto. Levantar la cabecera de la cama es una cosa que dicen las abuelas. Seguí con tos, después de dos meses vi a otro”.

“Antes había pasado dos años con tos gracias a mis ideas equivocadas”.

 

 

“Esta vez, vi a otro especialista y me cambió la medicación. Y me dijo: Mirá, tenés que levantar la cabecera de la cama. Hice de vuelta toda la medicación, pero no levanté la cabecera de la cama”, destacó el médico, que una vez más volvió a desobedecer las recomendación que le dieron.

Fuente: Infobae 

Creencias

“Cuando fui a Ginebra, me (hallé) con uno de mis compañeros que era el director del Hospital Neumológico más importante de Ginebra. Me dijo: Cambiá esta medicación y levantá la cabecera de la cama, y me explicó cómo se levantaba la cabecera de la cama”, rememoró Alberto Cormillot.

El líquido que se me iba a las vías respiratorias y después se metía en los pulmones durante la noche, no me iba a irritar más. Volví, levanté la cabecera de la cama, más o menos unos 15 centímetros, y desde ese día no tuve nunca más tos”, completó.