Jueves 25 de Abril 2024
BENJAMÍN VICUÑA

Viejas heridas destruyen el presente de Benjamín Vicuña

La palabra de Benjamín Vicuña.

Escrito en ENTRETENIMIENTO el

Benjamín Vicuña sintió que el mundo se terminaba el 8 de septiembre de 2012, cuando le tocó despedir a Blanca, su hija que falleció debido a una bacteria que contrajo en unas vacaciones en México que realizó junto a Pampita y el resto de la familia.

“La pérdida de un hijo es algo tan brutal. Es lo más traumático que puedes vivir. No tiene nombre, es tan inconcebible e insuperable que ni siquiera puede nombrarse. Es tan brutal”, asegura Benjamín Vicuña, quien acaba de publicar un libro en nombre de la pequeña.

“De algún modo uno también se va. No hay palabras. Podés decir huérfano, huérfana, viudo, viuda. La pérdida de un hijo no puede nombrarse. ¿Cómo explicas lo que pasa, lo que te pasa, en qué dimensión estás?”, sostiene el chileno sobre el estado al que llega una padre en un momento como ese.

El actor, en unos de los capítulos, cuenta cómo fue que conoció el Rivotril. “Fue el (hallazgo) de la anestesia, de suprimir por un rato ese dolor insoportable. ¿Cómo abordamos el dolor? ¿Cómo no nos permitimos expresarlo en su totalidad? En estos diez años, atravesé el proceso de la negación, la no aceptación, luego la rabia, la ira”, dice.

“Poco a poco uno intenta aceptar, convivir con la idea, pero, como repito mucho en el libro, los duelos son personales, no intento (dejar) ninguna línea, tampoco es un libro con grandes consejos, es mi forma abstracta y no tanto de explicar lo inexplicable”, manifiesta el artista.

Busco compartir con personas que hoy (perciben) este dolor, que están ahogadas y que piensan que es absolutamente personal, que es el fin. Fue inevitable, con el tiempo, al ser un personaje público, asumir ser una especie de embajador de un dolor muy grande”, explica sobre el objetivo del libro.

Viejas heridas

Sobre las viejas heridas que quedaron a la intemperie, Benjamín Vicuña asegura: “Sí, la verdad que es muy delicado, porque es un tema difícil, pero también creo que es necesario hablarlo. Le estoy muy agradecido a Gabriel Rolón, que escribió el prólogo, fue un gesto muy generoso de su parte”.

“Efectivamente leí el duelo, como parte de todo ese material terapéutico que abordé en los últimos años. Él plantea el tema del vacío. Humildemente, con este ejercicio personal de escritura también intento darles voz a esas personas que creen ser las únicas en el mundo que están atravesando un dolor infinito”, completó.