El ajo es una planta aromática que tiene más de 7000 años de antigüedad, por lo que su empleo en el mundo de la gastronomía es ampliamente conocido desde tiempos inmemoriales. Ha formado y forma parte de cientos de miles de recetas que lo tienen como complemento o como protagonista.
Como muchos saben, el ajo tiene múltiples beneficios para la salud entre los que destacan aquellos vinculados a corazón, control de la hipertensión, las articulaciones, etc. Es por eso que se considera uno de los superalimentos. En este artículo te enseñaremos como elaborar una sencilla pasta que podrás utilizar para todas tus recetas y aprovechar sus beneficios.
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Si bien existen muchas personas que pueden considerar el aroma del ajo como demasiado invasivo, lo cierto es que hay otras que aman su particular olor. Aunque no se puede deshacer completamente este hecho, es una de sus cualidades más valoradas, siempre y cuando no se emplee en demasía.
Para elaborar esta pasta de ajo, es más sencillo contar con 3 cabezas de buena calidad y tamaño, aunque se puede realizar con cualquiera. Se pelan bien, se lavan y secan apropiadamente y se colocan en una licuadora. Se coloca unas 5 cucharadas de aceite de oliva y se licuan por unos 10 segundos.
Si la consistencia no es la que se quiere, se puede mixear la pasta hasta que alcance la textura anhelada. Se añade una cucharadita de sal (opcional pimienta y orégano) y se mezcla por unos segundos más. Una vez esté lista, se coloca en un frasco esterilizado y se tapa con aceite de oliva para impermeabilizar el contenido.
Esta pasta se puede emplear para las recetas clásicas que lleven ajo, pero va perfecta con algunos cortes de carne, especialmente, los que van al horno o a la parrilla. Algunas ensaladas de hojas verdes se benefician tremendamente de esta pasta y el sabor y aroma del aceite de oliva fresco.
Otras formas de preparación
La pasta de ajo tradicionalmente se elabora a partir de una mezcla en la licuadora, sin embargo, algunas personas prefieren realizarla de manera más artesanal. Recordemos que esta receta se puede crear con ajos crudos o cocidos, lo que no altera el producto final, de forma escandalosa.
En los tradicionales asados argentinos, algunos asadores echan a las brasas cabezas de ajo rodeadas de film de aluminio para que se cocinen allí. Si se están haciendo preparaciones al horno, se puede hacer de la misma manera, pero con las cabezas en el mismo, pero no tendrá el aroma ahumado que podría tener a las brasas.