La berenjena es una hortaliza de verano que se caracteriza por su color morado intenso, su textura esponjosa y su sabor ligeramente amargo. Es originaria de la India, donde se consume desde hace más de 4.000 años, y se ha extendido por todo el mundo gracias a su versatilidad culinaria y a sus múltiples propiedades para la salud.
La berenjena está compuesta principalmente por agua (92,6%), lo que la hace muy ligera y baja en calorías (21 kcal por cada 100 g). Además, es rica en fibra soluble, que favorece la digestión, el tránsito intestinal y la eliminación de toxinas. También aporta vitaminas, minerales y antioxidantes, que protegen las células del daño causado por los radicales libres.
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Está hortaliza ayuda a reducir los niveles de colesterol “malo” y de los triglicéridos, gracias a su contenido en nasunina y antocianinas, que son potentes antioxidantes que previenen la formación de placas de ateroma en las arterias. Además, contiene potasio, que ayuda a regular la presión arterial. Además, es un alimento saciante, que ayuda a controlar el apetito y a evitar el picoteo entre horas.
También tiene un efecto diurético, que ayuda a eliminar el exceso de líquidos y a combatir la retención de líquidos. La berenjena es una buena fuente de ácido fólico, una vitamina que estimula la producción de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos. Esto ayuda a prevenir y tratar la anemia, así como a reforzar el sistema inmunitario.
¿Cómo consumir la berenjena? En forma de infusión: se puede preparar una infusión de berenjena con una cucharadita de trozos secos por cada taza de agua hirviendo. Se deja reposar unos 10 minutos y se cuela. Se puede tomar hasta tres veces al día, antes de las comidas, para mejorar la digestión, combatir el colesterol y favorecer la pérdida de peso.
En forma de jugo: se puede preparar un jugo de berenjena con un trozo de berenjena cruda, el zumo de un limón y un vaso de agua. Se licua todo y se toma en ayunas, para depurar el organismo, eliminar líquidos y regular el azúcar en la sangre. En forma de ensalada: se puede preparar una ensalada de berenjena con berenjena asada, tomate, queso fresco, albahaca y aceite de oliva.
Conclusión
Se aliña al gusto y se sirve fría o templada, como entrante o como plato principal. Es una opción ligera, nutritiva y refrescante. En forma de crema: se puede preparar una crema de berenjena con berenjena cocida, cebolla, ajo, leche, queso rallado, sal y pimienta. Se tritura todo y se calienta a fuego lento, removiendo de vez en cuando. Se puede servir con pan tostado, como primer plato o como cena.
En conclusión, la berenjena es una hortaliza que no sólo aporta sabor a nuestros platos, sino que también puede cuidar nuestra salud, gracias a sus múltiples propiedades medicinales. Sin embargo, se debe consumir con precaución y respetando las dosis recomendadas, para evitar posibles efectos secundarios y contraindicaciones. Ante cualquier duda, se debe consultar con el médico o el farmacéutico.