El ajo es un alimento que se ha utilizado desde la antigüedad tanto por su sabor como por sus propiedades medicinales. Este bulbo, perteneciente a la familia de las liliáceas, contiene numerosos compuestos de azufre que le confieren un olor característico y una gran actividad biológica. Entre estos compuestos destaca la alicina, que se forma cuando el ajo se corta o se machaca y que es la responsable de la mayoría de sus beneficios para la salud.
El ajo es una fuente de antioxidantes naturales, como la vitamina C, la vitamina E, el selenio y los flavonoides, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y a prevenir el envejecimiento celular. Además, el ajo puede aumentar la actividad de las enzimas antioxidantes del organismo, como la glutatión peroxidasa y la catalasa. Además, el ajo tiene la capacidad de modular la respuesta inflamatoria. Sí ayuda en la producción de sustancias antiinflamatorias, como el óxido nítrico y el factor de necrosis tumoral alfa.
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El ajo puede aliviar los síntomas de enfermedades inflamatorias, como la artritis, la gastritis, la colitis y la dermatitis. A su vez, tiene la capacidad de inhibir el crecimiento de bacterias y hongos patógenos, como el Helicobacter pylori, el Staphylococcus aureus, el Escherichia coli, el Candida albicans y el Aspergillus niger. El ajo puede prevenir y tratar infecciones gastrointestinales, respiratorias, cutáneas y genitourinarias.
El ajo estimula la secreción de jugos gástricos y biliares, favoreciendo la digestión y la absorción de nutrientes. Además, el ajo tiene un efecto prebiótico, es decir, que favorece el crecimiento de las bacterias beneficiosas del intestino, como los lactobacilos y las bifidobacterias, mejorando la salud de la flora intestinal. También refuerza el sistema inmunitario, aumentando la producción de células defensivas, como los linfocitos, los macrófagos y los anticuerpos, y mejorando su función.
El ajo puede prevenir y combatir enfermedades infecciosas, como los resfriados, la gripe, la bronquitis y la neumonía. El ajo tiene la capacidad de inhibir la agregación plaquetaria y de disminuir la viscosidad del plasma, previniendo la formación de coágulos y trombos. El ajo puede prevenir y tratar enfermedades tromboembólicas, como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular y la trombosis venosa profunda.
Para aprovechar al máximo los beneficios del ajo, se recomienda ingerirlo crudo, ya que el calor puede destruir parte de sus compuestos activos. Se aconseja tomar de dos a cuatro dientes de ajo al día, preferiblemente en ayunas o antes de las comidas. También se puede ingerir el ajo en forma de extracto, cápsulas, aceite o tintura, siguiendo las indicaciones del fabricante o del profesional de la salud.
Sano y seguro
El ajo es un alimento seguro y bien tolerado por la mayoría de las personas, pero puede tener algunas contraindicaciones y efectos secundarios. Entre ellos se hallan el aliento y el olor corporal desagradables, la irritación gástrica, las alergias, las interacciones con algunos medicamentos, como los anticoagulantes y los antihipertensivos, y la alteración de la coagulación sanguínea.
El ajo es un alimento que cuida tu salud, gracias a sus múltiples propiedades y beneficios. Incorporarlo a la dieta puede ayudar a prevenir y tratar diversas enfermedades, así como a mejorar el bienestar general. Sin embargo, no hay que olvidar que el ajo no sustituye a ningún tratamiento médico y que su ingesta debe ser moderada y adecuado a las necesidades y condiciones de cada persona.