Alberto Cormillot es, sin lugar a dudas, el nutricionista más famoso de Argentina. Sus conocimientos han roto fronteras y su afán de aprender lo llevó a recorrer gran parte del mundo. La popularidad del médico se debe a sus infalibles recetas y dietas, pero, en los últimos años, los más jóvenes los conocen por haber contraído matrimonio con una joven 40 años menor que él. Y no solo eso, también se aventuró de nuevo a la paternidad a los 80.
“Recuerdo que mi papá me decía: Cuando me llaman abuelo, me revienta. Yo lo entendí tardíamente, como suele pasar con los padres. El concepto correcto es: (persona) mayor y me jode que me digan abuelo porque yo soy abuelo de mi nieta. Me encanta, pero solo ahí. Cuando empecé a leer y a hablar del tema, empecé a usar la palabra viejismo”, mencionó Alberto Cormillot antes de comenzar a hablar sobre los prejuicios que rondan a las personas de su edad.
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“Creo que lo más difícil de desarmar es esa idea de que los viejos son inútiles, descartables, que no pueden enamorarse, que son molestos o una carga para la sociedad. Es difícil, sobre todo, porque el mismo viejo o (persona) mayor muchas veces se lo cree”, agregó el médico especializado en nutrición, en una entrevista que brindó a la revista Noticias. Promediando la nota, el esposo de Estefanía Pasquini afirmó que desde hace muchos años lee a Robert Butler, el padre de la gerontología moderna.
El escritor estadounidense acuñó el término “ageism” (“edadismo”), en los años sesenta, para de alguna manera señalar la discriminación que sufrían las personas avanzadas de edad. “El ambiente gerontológico es un concepto que uso para plantear que hay actitudes y prácticas hacia los viejos que se institucionalizan y se terminan convirtiendo en una especie de retiro obligatorio. Y los viejos empiezan a pensar que es cierto”, sostuvo el padre de Emilio.
“Si todo el tiempo te dicen que no podés, hay un punto en que decís: debe ser así. Me gusta una frase de Picasso. Él repetía que cuando le decían que estaba muy viejo para hacer una cosa, se apuraba y la hacía. A mí, lo mejor que pueden decirme, es que no puedo hacer algo porque voy y lo hago, pero a mucha gente no le pasa. El envejecimiento, que es un proceso normal, se presenta como un problema”, aclaró Cormillot, quien hasta el momento no ha dado señales del paso del tiempo.
“Tengo un vínculo con los medios que quiero cuidar, siempre hablé desde el lugar de médico y profesional y no quiero abandonar ese lugar. Con el espíritu machista que hay, si nos (evidenciamos) demasiado podría parecer que quiero decir "mirá qué piola que soy por salir con una chica más joven. Y no, no pasa por ahí"”, asienta el nutricionista, que en 2019 se casó con Estefi, joven que fue su alumna en la Universidad y nutricionista en la clínica que maneja.
Un sinfín de energía
Para mantenerse activo y lleno de energía, Alberto Cormillot asegura que toma a diario Omega 3, Ginseng y vitaminas. “Yo creo que te hacen bien. Una parte de la biblioteca dice que no hacen (algo), pero yo creo que hacen bien. Además, tomó comprimidos de ajo. Lo único que tengo es hipercolesterolemia familiar, para lo cual tomó estatina, pero de forma preventiva. Tengo los niveles en 130, no pueden ser más bajos”, contó.
“Me enganché con el baile. Hasta hace tres años, cuando hice la última (reseña), tomaba siete clases por semana. Todos los días y, a veces, dos clases. Ahora hago dos veces por semana tap y dos veces aéreo. Compré dos tablones para poder (colocar)en el patio y que pueda venir el profesor al aire libre”, mencionó el médico, que hace unos años debió dejar el tenis por una lesión en el hombro. Lo que nunca va a dejar es su actividad en la radio y la televisión, en donde da a conocer lo último en nutrición.