Una vez más, Dante Gebel cerró “La divina noche de Dante” con una contundente reflexión. En esta nueva oportunidad, el orador hizo hincapié sobre la importancia de “tener actitud y no ser simples espectadores” en las situaciones que surgen todos los días en la vida de cualquier persona.
“Muchas personas se parecen a un termómetro, no cambian ni controlan, pero son afectadas por lo que ocurre”, argumentó Dante Gebel este sábado por la noche, cuando hablo de no tener miedo al dar el primer paso, ya que sin él no se sabrá si una persona fracasó en el intento o tuvo éxito.
Sobre la actitud que se requiere para sortear las adversidades, problemas o dificultades que una persona enfrenta día a días, el conductor sentenció: "Es la manera que nos paramos y nos enfrentamos a la vida. O tenemos actitud o somos simples espectadores".
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"Es muy importante aprender a perder y tener la correcta actitud ante el fracaso. La derrota siempre va a llegar, de una forma u otra. Es lo normal en la vida, que no salgan siempre bien las cosas”, aseguró el conductor de “La divina noche de Dante” ayer por la noche.
Al cierre de su reflexión, Dante colocó total atención sobre el resultado que cuesta más asumir: la derrota. “Y ante una derrota o una frustración, algunas personas se hunden y otras, resurgen de sus cenizas y vuelve a intentarlo. El fracaso es no tener el coraje de intentar", aseguró.
“La vida no se trata de llegar, sino de cómo llegamos a destino. Y para no perdernos ni desviarnos en la trayectoria, necesitamos aprender a tomar reposo cuando sea necesario, tenemos que aceptar y cumplir con nuestras responsabilidades, aprender a vivir nuestra libertad dentro con ciertos límites”, dijo Gebel en otro momento.
Fuente: (El Nueve).
Confesiones de un ratón
En su podcast, Dante Gebel dejó otra reflexión y en este caso habló de cómo se llega a un determinado destino. “Con frecuencia nos pasamos la vida haciendo girar nuestra rueda frenéticamente como un hámster, enfrascados en actividades, compromisos y vínculos tóxicos, sin llegar a ningún sitio”, dijo.
“Es por eso que en algún momento necesitamos salir de la noria del roedor para echar una mirada sincera a nuestra vida y decidir si seguimos siendo ratones o nos volvemos como árboles frondosos, verdes, con frutos, estables, fieles, apasionados, saludables y ¡bendecidos!”, cerró diciendo.