Como cada fin de semana, “PH, podemos hablar” fue uno de los programas que más acaparó la atención de los televidentes. En esta oportunidad, las emociones estuvieron a flor de piel, sobre todo ante el conmovedor relato de Fabricio “Chio” Cagnin, el hijo de Gilda.
El resto de los invitados a “PH, podemos hablar” escucharon con atención cada palabra y no pudieron evitar la catarata de emociones que significó escuchar su dramática historia, teniendo en cuenta que él presenció el grave accidente que terminó con la vida de Gilda.
En primer lugar, Fabricio recordó que ese día había comenzado con mucha felicidad por emprender un nuevo viaje. Sin embargo, las cosas cambiaron de un momento a otro. “Ese nene quedó ahí y salió otro que tuvo que adaptarse a otra realidad”, contó, haciendo referencia a todos los cambios que sucedieron después, cuando tenía solo 8 años.
"Yo negué a Gilda por muchos años porque me traía dolor".
Lo que más sorprendió de su relato, fue su confesión acerca de su vínculo con el legado de su madre y con todo lo que significó y significa, hasta hoy, en el mundo de la música tropical. “Yo negué a Gilda por muchos años porque me traía dolor”, expresó y agregó: “Es presenciar lo que viste, entonces me costaba mucho”.
Obviamente, debido a la gran trascendencia que tuvo la carrera de Gilda, esta tarea se dificultó mucho y tuvo que aprender a lidiar con situaciones inesperadas, como, por ejemplo, cuando salía a bailar y de repente comenzaba a sonar alguna de sus canciones.
“Era como me traía a mi realidad. Yo pensé que negando algo y avanzando iba a llegar a algún lugar y no llegué a ningún lado”, reflexionó Fabricio en el programa de Andy. En este sentido, no ocultó todo lo que le costó convivir en paz con toda esta situación tan particular.
Fuente: (Telefe).
Un alivio
Para sorpresa de muchos, Fabricio Cagnín confesó en “PH, podemos hablar”, que, durante los primeros años de su vínculo, le ocultó a su pareja que él era hijo de Gilda. En este sentido, el asombro fue mayor cuando contó cómo fue que se anotició de esto.
“Se enteró no por mí sino porque fue a Mar del Plata, a la casa de una amiga, que la tía era muy fanática de Gilda y tenía revistas”, contó. Como en esas publicaciones aparecía su nombre, ya no pudo ocultarlo más y terminó confesando. Según contó, la manera en la que se dieron las cosas terminaron siendo un alivio para él.